La campaña, que comenzará a ser presentada este fin de semana en las Parroquias, tiene por cometido lograr el apoyo de los fieles y de aquellos uruguayos de buena voluntad que se sienten motivados por las obras de la Iglesia, para sostener los gastos de los seminaristas, de los sacerdotes mayores y enfermos y de los sacerdotes y parroquias de zonas carenciadas.
El Arzobispo detalló la cantidad de obras o instituciones de Iglesia existentes en Montevideo y que conforman lo que sería una «gran empresa de caridad y de amor»: 83 parroquias, 95 Capillas, 78 colegios católicos ubicados en todos los barrios, dos escuelas profesionales o de oficios, la Universidad Católica, la Universidad de Montevideo, 6 residencias universitarias, dos residencias para jóvenes trabajadores, 23 obras sociales, campos deportivos, entre otras.
«Si uno recorre barrios complejos siempre hay una obra de la Iglesia», destacó el Cardenal.
Precisó que «hay instituciones que dependen de congregaciones religiosas y que tienen su propia economía, pero la Archidiócesis tiene que cubrir el mantenimiento de los jóvenes que se preparan para el sacerdocio, sostener a los sacerdotes ancianos o enfermos, cubrir la cuota de todos los sacerdotes en el Hogar Sacerdotal y un fondo de ayuda al clero para sostener a los sacerdotes que trabajan en parroquias donde la colecta no alcanza». «La ayuda que se les da a los sacerdotes es irrisoria, 1500 pesos por mes y tenemos que ver cómo aumentar esta cifra», indicó.
Esta campaña tiene un antecedente en la Iglesia Uruguaya que se remonta al año 1919 cuando el entonces Arzobispo de Montevideo, Mons. Juan Francisco Aragone creó la Asociación de Contribución al Culto que estuvo vigente hasta hace unos años pero se fue descuidando.
El Cardenal explicó a los periodistas que luego de una auditoría se tomaron medidas para revertir el déficit de la Archidiócesis y que si bien la situación mejoró sustancialmente aún no es posible cubrir el presupuesto.
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