(RV) El Santo Padre recordó con gratitud la calurosa acogida que le reservaron en el Fanar su amado hermano Bartolomé, el clero y los fieles del Patriarcado Ecuménico, con ocasión de la fiesta de San Andrés, el pasado mes de noviembre, de la que dijo:
«La oración ecuménica en la víspera de la fiesta y después la Divina Liturgia en la Iglesia Patriarcal de San Jorge, nos han ofrecido la posibilidad de alabar juntos al Señor y de pedirle de común acuerdo que se acerque el día en que la plena comunión visible entre ortodoxos y católicos sea restablecida».
Tras recordar que el abrazo de paz que se intercambió con el Patriarca fue un signo elocuente de esa caridad fraterna que nos anima en el camino de la reconciliación que nos permitirá, un día, participar juntos en la Mesa Eucarística, Francisco añadió:
«La consecución de semejante meta, hacia la cual estamos encaminados con confianza, representa una de mis principales preocupaciones, por la cual jamás dejo de rezar a Dios. Por tanto, deseo que puedan multiplicarse las ocasiones de encuentro, de intercambio y de colaboración entre los fieles católicos y ortodoxos, de modo que, profundizando el conocimiento y la estima recíprocos, se logre superar todo prejuicio e incomprensión, herencia de la larga separación, y afrontar, en la verdad, pero con espíritu fraterno, las dificultades que aún existen».
Por esta razón el Santo Padre reafirmó su apoyo al valioso trabajo de la Comisión Mixta Internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa. Además, llamándolos «queridos hermanos», el Papa Francisco les aseguró su oración y la de tantos católicos – mientras se intensifican los preparativos para el Sínodo Pan-Ortodoxo – para que sus esfuerzos den frutos. A la vez también manifestó que confía en su oración por la Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos de la Iglesia Católica sobre el tema de la familia, que tendrá lugar en la Ciudad del Vaticano el próximo mes de octubre, y en la que también se espera la participación de un Delegado fraterno del Patriarcado Ecuménico.
Por último, tras agradecer nuevamente su presencia y los sentimientos de cordial cercanía el Papa se despidió con estas palabras:
«Les pido que lleven mi saludo fraterno a Su Santidad el Patriarca Bartolomé y al Santo Sínodo, junto con mi agradecimiento por haber querido enviar dignos representantes para compartir nuestra alegría. Recen por mí y por mi ministerio. Que descienda la paz sobre todos ustedes, los que están unidos a Cristo». (1 P 5,14).