(Zenit) El Papa Francisco ha advertido sobre los graves problemas sociales que actuales: la difícil situación económica, la emigración, la violencia doméstica, la desocupación, el narcotráfico, la corrupción. Y así, el Santo Padre ha llamado la atención sobre el valor y la belleza del matrimonio. «La complementariedad del hombre y la mujer, vértice de la creación divina, está siendo cuestionada por la llamada ideología de género, en nombre de una sociedad más libre y más justa», ha subrayado.
Las diferencias entre hombre y mujer –ha agregado– no son para la contraposición o subordinación, sino para la comunión y la generación, siempre a «imagen y semejanza» de Dios.
Al respecto, el Pontífice ha querido recordar que «el sacramento del matrimonio es signo del amor de Dios por la humanidad y de la entrega de Cristo por su Esposa, la Iglesia». Por eso les ha pedido que «cuiden este tesoro, uno de los más importantes de los pueblos latinoamericanos y caribeños».
Un de las diócesis más antiguas de América
Tal y como ha recordado el Papa a los presentes «en ese bello archipiélago caribeño se fundó una de las tres primeras diócesis que se establecieron en el continente americano». Desde entonces, ha recordado, su historia eclesiástica está «entretejida por la fidelidad y la tenacidad de tantos pastores, religiosos, misioneros y laicos que, respondiendo a los tiempos y lugares, han sabido comunicar la alegría del anuncio de Cristo Salvador, en cuyo nombre se han creado tantas iniciativas en favor del bien común, en el campo litúrgico, social y educativo, que han marcado profundamente la vida pública y privada del pueblo puertorriqueño».
El Santo Padre ha indicado a los obispos que «están llamados a continuar escribiendo esa obra de Dios en sus Iglesias locales, animados por un espíritu de comunión eclesial, procurando que la fe crezca y la luz de la verdad brille también en nuestros días».
Por otro lado, ha subrayado que «la confianza mutua y la comunicación sincera entre ustedes permitirá al clero y a los fieles ver la auténtica unidad querida por Cristo».
Apartarse de la política que hace perder el tiempo
El Papa ha exhortado a los prelados puertoriqueños a saber «tomar distancia de toda ideologización o tendencia política que les puede hacer perder tiempo y el verdadero ardor por el Reino de Dios».
Asimismo, ha recordado que «el Obispo es modelo para sus sacerdotes y los anima a buscar siempre la renovación espiritual y a redescubrir la alegría de apacentar su grey dentro de la gran familia de la Iglesia». Por eso, el papa Francisco ha pedido a los prelados «una actitud acogedora con ellos; que se sientan escuchados y guiados para que puedan crecer en comunión, santidad y sabiduría, y lleven a todos los misterios de la salvación».
Haciendo referencia al próximo Jubileo de la Misericordia, les ha pedido que recuerden, tanto ellos como los sacerdotes, «el servicio de ser fieles servidores del perdón de Dios, sobre todo en el sacramento de la Reconciliación, que permite experimentar en carne propia el amor de Dios y ofrecer a cada penitente la fuente de la verdadera paz interior».
A propósito, el Obispo de Roma ha indicado que «para tener buenos pastores, es necesario cuidar la pastoral vocacional, de manera que haya un número adecuado de vocaciones, y que especialmente los seminarios ofrezcan la debida formación a los candidatos». El seminario es la parcela –ha añadido– que más solicitud pide al Obispo Pastor.
Vida sacramental y formación
A continuación ha pedido «facilitar a los fieles la vida sacramental y ofrecerles una adecuada formación permanente hace posible que también éstos puedan cumplir su propia misión». Los fieles, «están llamados a colaborar generosamente para que se anuncie la Buena Nueva en todos los ambientes, incluso en los más hostiles y alejados de la Iglesia».
De este modo, el Papa ha deseado de corazón que el ejemplo de laicos como el beato Carlos Manuel Rodríguez Santiago o el venerable maestro Rafael Cordero y Molina, «siga avanzando por el camino de una gozosa adhesión al Evangelio, profundizando en la Doctrina Social de la Iglesia y participando lúcida y serenamente en los debates públicos que atañen a la sociedad en la que viven».