(Aica) La mandataria chilena se reunirá con Francisco hoy viernes, 5 de junio. Preguntada sobre la próxima visita del Pontífice a Bolivia y si teme que la visita sea instrumentalizada políticamente en busca de conseguir apoyo por su demanda contra Chile en La Haya, Bachelet dijo que no cree «que el Estado Vaticano quiera involucrarse en un problema bilateral y confío en lo que el Papa manifestó en este sentido. Otras veces, cuando se le preguntó por diferencias entre dos países él siempre estuvo a favor de la unión de los pueblos y esa es también nuestra postura como país»
La mandataria chilena destacó del Pontífice el hecho de que «sea latinoamericano le da una impronta especial, porque representa la realidad de los países que luchan por alcanzar el desarrollo y conoce los obstáculos que se deben enfrentar para ello», además señaló que «usa un lenguaje directo, sin rodeos, usa el lenguaje de la vida cotidiana. Creo, por eso, que él encarna un tipo de liderazgo muy novedoso, centrado en la relación con las personas y con sus vidas cotidianas. Él es el Papa de la pizza y del fútbol».
Bachelet destacó que el Papa con «franqueza y transparencia reconoció los desafíos de su institución» y de esta manera «es un ejemplo, no solo para la Iglesia, sino para todo el mundo social y político, porque las instituciones de la democracia atraviesan una crisis de confianza, y sus actos pueden ser una señal de coraje muy positiva».
Otro aspecto del Pontífice que la presidenta chilena destacó es «su insistencia de que las instituciones deben estar al servicio de las personas y no al revés. Eso él lo hizo carne a través no solo de sus discursos, sino también a través de su actuar humilde. También con su mensaje de diálogo y comprensión de los diferentes puede ayudar a la paz y la sana convivencia en las relaciones internacionales».
Los credos religiosos en la construcción del bien común
Michelle Bachelet dijo finalmente que «hay que valorar profundamente el aporte de las religiones a la convivencia social y a la justicia. En Chile tenemos una experiencia profunda del papel que jugó el cristianismo en la defensa de la democracia y los Derechos Humanos contra la dictadura. La religión aporta un sentido de transcendencia que estimula nuestro diálogo sobre los fines de largo plazo de nuestra vida en común y sobre la dignidad de las personas. Además los credos cumplen también una función social, las parroquias o templos son verdaderos centros de solidaridad y acogida donde la gente se organiza para ayudar a sus vecinos».
«Las religiones, concluyó, pueden ser grandes creadoras de capital social y sentido de comunidad. Pero debemos reconocer también que las religiones, como nos lo muestra la historia reciente pueden ser fuente de fanatismo y arriesgar la cohesión social. Por eso, pienso que es necesario el diálogo entre las religiones y la democracia. Y en eso creo que el papa Francisco puede hacer un aporte de alcance global»