Muy brevemente, ¿en qué consiste el Proyecto Raquel?
Antes que nada, quiere ser una respuesta ante el drama del aborto. El Proyecto Raquel es una propuesta de la Iglesia de carácter diocesano formada por una red de acogedores, psicólogos, psiquiatras y sacerdotes formados especialmente para atender y acompañar a las personas que viven las consecuencias del aborto.
Se ofrece un camino de esperanza, de reconciliación y de curación, en cuyo centro siempre está el perdón.
¿Por qué han decidido ponerlo en marcha en Barcelona?
Nos hemos dado cuenta de que existe un vacío en este ámbito. En una sociedad en la que el aborto es concebido como derecho y como liberación, no se prevé la posibilidad de que tenga contraindicaciones y que produzca malas consecuencias para la persona. Ni tan solo se estudia el síndrome posaborto, que es muy fuerte, y cuando la persona se halla en él a menudo no es comprendida. El aborto provoca una herida que afecta a todas las dimensiones de la persona.
Nos hemos encontrado con personas que abortaron hace 35 años y que nos llaman por teléfono y rompen a llorar. Las heridas del aborto son profundas y, si no se hace un proceso, no se curan ni con la confesión. Se sienten culpables, sobre todo las mujeres, y no se perdonan a ellas mismas. Necesitan saberse perdonadas por Dios y por su hijo, y a la vez ellas perdonar a aquellas personas a las que culpan de su aborto.
¿Toda mujer y hombre que decide abortar sufre el síndrome posaborto?
Inicialmente, siempre hay un periodo de negación, que puede ser más o menos largo, incluso durar años. Pero llega un momento en la vida, motivado a menudo por un desencadenante, en el que se despierta esta desazón. Tarde o temprano esto acaba saliendo y puede llegar a ser muy angustioso.
Es un peso que provoca amargura y tristeza. También ansiedad, autoestima baja, sentimientos de culpa y de fracaso, rencor, aislamiento, impotencia… Muchas veces también sueñan con su hijo. Están convencidos de que su hijo está vivo. Aunque les digan que solo son unas células, saben que hay algo más.
¿Qué se propone desde el Proyecto Raquel para curar estas heridas?
La clave es la misericordia de Dios, pero antes hay que preparar el terreno. El Proyecto Raquel propone un itinerario que se inicia con el conocimiento y la comprensión de lo que ha pasado. Hay que abrir la herida, aunque sea doloroso, para poder después curarla. La herida del aborto es sobre todo una herida interior, espiritual, que se manifiesta psicológicamente y también físicamente.
Es importante que expresen y reconozcan su historia. Hay quesuperar los mecanismos de defensa y abrirse a la verdad. A partir de aquí los consejeros, con el apoyo de especialistas, guían el camino hacia la reconciliación. Una vez recibidoel perdón de Dios, queda aún otro paso importante: hay que pasar el duelo y reconciliarse con el bebé.
Les ayuda mucho saber que su hijo vive y que les perdona. La experiencia nos dice que hay un antes y un después en las personas que han completado el trayecto.
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