(Zenit) El mensaje escrito por el cardenal Jean-Louis Tauran, presidente de dicho dicasterio, indica que la festividad además brinda también la ocasión para «acercarnos a los que sufren y renovar nuestro compromiso de llevarles consuelo y felicidad a través de actos de amistad y compasión».
El texto enviado este año se inspira en el Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de la Paz 2015 cuyo título es «No esclavos, sino hermanos y hermanas». En su mensaje el Santo Padre indica que históricamente, la institución de la esclavitud, una vez generalmente aceptada, comportaba el «rechazo del otro, maltrato de las personas, violación de la dignidad y los derechos fundamentales, la institucionalización de la desigualdad. En consecuencia, el esclavo podía ser vendido y comprado, cedido y adquirido como una mercancía» y afirma que , aunque la esclavitud haya sido abolida oficialmente en el mundo, todavía hay «millones de personas - niños, hombres y mujeres de todas las edades - privados de su libertad y obligados a vivir en condiciones similares a la esclavitud».
El Santo Padre señala como la causa de estos males terribles contra la humanidad, a los corazones humanos deformados por la corrupción y la ignorancia. Cuando los corazones están corrompidos los seres humanos ya no ven a sus semejantes «como seres de la misma dignidad, como hermanos y hermanas en la humanidad, sino como objetos».
«Queridos amigos - dice el mensaje del Pontificio Consejo - compartimos la creencia de que la esclavitud moderna y la trata de personas son delitos graves, heridas abiertas en el cuerpo de la sociedad contemporánea».