(Opus Dei / Avan) Monseñor Echevarría consideró que la Iglesia «recurrió a su colaboración por su dedicación continua, con muchas energías y trabajo, a una tarea eclesial de tanta importancia como es la formación espiritual y humana del sacerdote».
De esta manera, expresó que, incluso antes de su participación en el Concilio para la elaboración del decreto Presbyterorum ordinis sobre el ministerio y la vida de los presbíteros, promulgado por el papa Pablo VI en 1965, el beato Alvaro del Portillo «era muy conocido en España y en Italia, especialmente por su simpatía humana, su bondad, su saber unir, y saber servir a la Iglesia por encima de todo».
Asimismo, «fue estimado por los Pontífices romanos a los que conoció personalmente; desde Pío XII, cuando Álvaro del Portillo era un joven ingeniero de caminos, hasta Juan XXIII y Pablo VI, que le manifestaron gran afecto y cercanía; y, ya después del Concilio, por san Juan Pablo II, a quien trató con continuidad y con sentido de estrecha filiación durante los años de su servicio pastoral a la Iglesia como Prelado del Opus Dei».
En su intervención, que tuvo lugar en el Centro Cultural de La Beneficència, en un acto presidido por el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, monseñor Echevarría indicó que «muchos testigos han puesto de manifiesto» también que Álvaro del Portillo «sabía crear a su alrededor un eficaz clima de confianza y de trabajo en equipo».
Igualmente, monseñor Echevarría ha asegurado que «aunque don Álvaro mantenía una delicada reserva sobre su trabajo en el Concilio, soy testigo de su dedicación abnegada y constante al encargo que había recibido y, así, «trabajaba con frecuencia hasta horas avanzadas de la noche, a la vez que esas ocupaciones no hicieron que disminuyera su dedicación a las tareas del Opus Dei, en su ayuda al fundador como Secretario General.
La conferencia de monseñor Javier Echevarría, que es también presidente de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, se ha enmarcado dentro del ciclo de conferencias «Diálogos de Teología de Almudí», que comenzó ayer, organizado por la Facultad de Teología de Valencia «San Vicente Ferrer» y la Biblioteca Sacerdotal Almudí.
El beato Alvaro del Portillo, sucesor de San Josemaría Escrivá al frente del Opus Dei y antecesor del propio monseñor Echevarría, fue beatificado en Madrid el 27 de septiembre de 2014.
Tras la conferencia de monseñor Echevarría, que también ha respondido a diversas cuestiones planteadas por varios asistentes, el cardenal Cañizares ha advertido de la necesidad en el siglo XXI de «ahondar en la enseñanza del Concilio Vaticano II» y del «gran reto de conocerlo bien e interpretarlo adecuadamente».
En este sentido, ha expresado que «es necesario ahondar en este conocimiento para la renovación de la Iglesia» y para «llevar a cabo la obra de evangelización de nuestro mundo que es, en palabras de Pablo VI, una obra de renovación de la humanidad, que buena falta hace a todos».
Según el Cardenal, Presbyterorum ordinis es un documento poco conocido pero es «clave» porque «sin sacerdotes no hay evangelización y no hay obra de renovación». Por eso, ha expresado el purpurado que «los sacerdotes somos absolutamente necesarios para que el mundo sea y para que la Iglesia sea, y tenemos una gran responsabilidad».
Igualmente, el purpurado ha recordado, citando palabras de quien fuera arzobispo de Valencia, actualmente en proceso de canonización, monseñor José María García Lahiguera, que «el sacerdote tiene que ser santo como Cristo» y ésta es no solamente la esencia de Presbyterorum ordinis sino que «es la sustancia viva de la persona de Álvaro del Portillo».