(HO/InfoCatólica) «2000 años después de que Jesucristo y sus discípulos andaran por estos territorios, nuestros hermanos están sufriendo en el mismo suelo. Hace 30 años los cristianos de Oriente Medio representaban el 30% del total de la pob lación: ahora esa presencia ha caído al 5%. Algo trágico, pero aún más si pensamos que de ese 5%, el 4% –12 millones de cristianos– viven en Egipto, en el resto de países de la región se ha reducido su presencia al 1%».
Romper el silencio sobre la persecución a los cristianos
Con ello, monseñor apelaba a romper el silencio: «Una y otra vez he planteado que si esta misma situación la padecieran los indígenas americanos, o los aborígenes de Australia…, el mundo no se habría callado; pero como le ocurre a los indígenas cristianos del Oriente, nos coloca en otra categoría: Debemos dejar de hablar de minorías: somos indígenas, son nuestras tierras».
«Todos somos nazarenos, Todos somos testigos»
«Si decimos Todos somos nazarenos, tengamos presente que no queremos ser víctimas, no hay que mirarnos con pena. Todos somos mártires, todos somos testigos. Todos».
«Siria, Irak, Libia… Siempre hemos estado ahí y por la gracia de Dios seguiremos ahí. La verdad nos liberará y solo hay una verdad: el respeto de Dios por parte de toda la humanidad. Esa verdad es la que debemos ser capaces de defender y ofrecer al mundo », añadía el Obispo.
El islam debe reflexionar frente a la barbarie
«En la concepción del fundamentalismo islámico alguien decide por ti que si no te sometes a su doctrina tu vida no vale tanto, o que de hecho no vale nada: vemos decapitaciones, personas a las que se les quema vivas, niñas secuestradas, mujeres y niñas vendidas y sometidas a la esclavitud y a los explotación sexual…
«Yo no puedo dialogar con una concepción tan cerrada, que no admite a quien disiente: el cambio debe ser fruto de la reflexión interna del Islam, que debe preocuparse y reaccionar ante lo que se está pero entrando en nombre de su fe»
Responsabilidad internacional y respuesta ciudadana
«Nosotros tenemos también una gran responsabilidad. Como cristianos se nos llama a seguir siendo una brújula moral, para ser defensores de esa verdad poderosa que es Dios; y simplemente como seres humanos, debemos hacer lo mismo, pues la presencia de Dios es una fuerza reconciliadora y pacificadora: Sin Dios desaparece ese edificar en favor del destruir».
Ante la pregunta de qué podemos hacer como ciudadanos por los cristianos perseguidos en Oriente, subraya Monseñor Angaelos: «Simplemente esto: mantener este tema vivo. Y pedir esto no es algo artificial: se suceden las tragedias todos los días, hay que informar de ellas. A ello podemos sumar nuestras oraciones –junto a la tragedia, también vemos que existen los milagros en esta tierra– y presionar a nuestros representantes políticos».
Precisamente a la responsabilidad política se refería también el representante de los ortodoxos coptos al añadir: «La comunidad internacional debe atender su responsabilidad ante estos temas, y dar a los perseguidos la oportunidad de asilo, si ellos deciden huir sus países, o de luchar por el respeto a su vida, a sus y derechos y libertades, en el caso de que decidan quedarse; actuar, pero siempre respetando la decisión que los cristianos perseguidos decidan adoptar».
Hay esperanza
El obispo ortodoxo ha recordado lo que describió el apóstol San Pablo sobre su propia situación, comparándola con la de los fieles cristianos allá donde son perseguidos: «Se nos presiona por todos lados pero no nos hundimos; perseguidos pero no olvidados; abatidos pero no destruidos», citaba Monseñor a San Pablo, para concluir con un mensaje de esperanza: «Padecemos mucho sufrimiento, pero somos fuertes. Cuesta mucho destrozar a un cristiano, porque tenemos esperanza».