75 años caminando juntos

El arzobispo de Pamplona invitó a los jóvenes en la primera Javierada a buscar lo auténtico y a no dejarse engañar

Miles de personas asistieron este domingo a la primera de las Javieradas 2015, que, con buen tiempo y sin incidentes graves, finalizó con una misa en la que el arzobispo de Pamplona, monseñor Francisco Pérez, subrayó la concesión de Año Jubilar por parte del Papa en el 75 aniversario de esta peregrinación.

(Diario de Navarra/InfoCatólica) En total se espera que unos 50.000 peregrinos participen este fin de semana y el sábado que viene en las javieradas, que este año se celebran bajo el lema 75 años caminando juntos, aunque fuentes del Gobierno de Navarra han señalado que la afluencia registrada ha sido algo inferior a la del año pasado.

La primera de las javieradas comenzó el pasado viernes para los caminantes de la Ribera y Zona Media de Navarra, a quienes ayer se sumaron los del resto de la comunidad para confluir esta mañana en la explanada del castillo de Javier, cuna del patrón de Navarra y de las Misiones.

Muchos de ellos han pernoctado en Sangüesa, localidad cercana a Javier en la que durante la noche unos desconocidos han quemado 23 contenedores, según fuentes del Gobierno de Navarra, que han agregado que la Policía Local y la Foral están investigando si se ha tratado de un hecho aislado o puede estar vinculado a la violencia callejera.

A las 10 horas, la explanada albergó una misa en la que el arzobispo ha subrayado la concesión de Año Jubilar Javeriano para vivir con mayor hondura espiritual estas peregrinaciones, cuyas oraciones y cantos, dijo, continuarán resonando en los caminos y veredas otros setenta y cinco años después.

Y reinará el mismo ambiente juvenil, infantil, familiar, cristiano y vocacional misionero, agregó Francisco Pérez, quien, en su homilía, ensalzó los diez mandamientos hoy que se habla tanto de valores.

Según ha dicho, los mandamientos nos enseñan a salir de la esclavitud a la que nos reducen la inmensidad de ídolos que sin darnos cuenta o con plena conciencia construimos nosotros mismos.

Durante la ceremonia religiosa, fue leída una carta enviada por el Papa Francisco, quien considera la javierada una ocasión privilegiada para revivir la voluntad de recorrer el camino de la vida sin mediocridades ni complejos, imitando así a San Francisco Javier.

Con esta misa finalizó la primera de las javieradas, que motivó el establecimiento de sendos operativos de seguridad, con más de 300 guardias civiles y 200 policías forales, y sociosanitario.

Homilía de Mons. D. Francisco Pérez González en la Santa Misa con motivo de la Primera Javierada 2015

Mons. D. Francisco PÉREZ GONZÁLEZ

Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela

Explanada del Castillo de Javier

III Domingo de Cuaresma, 8 de marzo de 2015

1.- Mi primer saludo en las Javieradas anteriores era siempre de felicitación por vuestro coraje para estar tan de mañana junto a este castillo de Javier. También este año os felicito pero por un motivo añadido. Estamos celebrando los setenta y cinco años desde que empezó esta magnífica tradición. ¡Cuántas gracias ha derramado el Señor! ¡Cuántas conversiones, cuántas vocaciones al matrimonio, a la vida consagrada y sacerdotal y tantísimos misioneros! No por menos el papa Francisco nos ha concedido un Año Jubilar para que podamos vivir con mayor hondura espiritual y en beneficio de nuestra santidad personal y comunitaria.

Fue el obispo D. Marcelino Olaechea Loizaga, que está ahora en proceso de canonización, quien inició las Javieradas y a las que denominó como momento importante para vivir el espíritu de Javier. Tanto la Acción Católica como la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz, siguiendo las indicaciones del Obispo, junto con varios sacerdotes, iniciaron esta peregrinación que ha dado, a través de los años, muchos frutos.

Estamos especialmente contentos y podemos repetir una y mil veces las palabras del Salmo: Señor, tú tienes palabras de vida eterna (Sal 18,8). Pasarán otros setenta y cinco años y continuarán resonando en los caminos y veredas las mismas oraciones del Viacrucis y en esta explanada los mismos cantos dentro de la Eucaristía y reinará el mismo ambiente juvenil, cristiano y vocacional misionero. Y es que sólo Él tiene palabras de vida eterna, mientras nosotros, como los discípulos, daremos fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.

2.- En este ambiente de gozoso agradecimiento al Señor y a los que nos han precedido, aceptamos los mandamientos que Dios entregó a Moisés, las Diez Palabras como suelen denominarlos los Santos Padres. Una vez más los reconocemos como signos de libertad, nunca como limitaciones de esa libertad. Ellos nos enseñan a salir de la esclavitud a la que nos reducen la inmensidad de ídolos que sin darnos cuenta o con plena conciencia construimos nosotros mismos. Es verdad que tienen una formulación negativa: no matarás, no robarás, no cometerás adulterio, no darás testimonio falso contra tu prójimo, no codiciarás…, pero son un sí al Amor de Dios, una negación a encerrarnos en nosotros mismos y una reafirmación de Dios y de nuestros hermanos.

El abandono de Dios o la marginación de lo trascendente provienen y culminan en el incumplimiento de alguno de los tres primeros mandamientos. El abandono del prójimo, el desprecio o vejación al hermano, se manifiesta en el incumplimiento de los siete últimos. En cambio, el cumplimiento de los Mandamientos nos lleva al respeto de las personas, a vencer la codicia del dinero o del poder, y a ser honestos y sinceros en nuestras relaciones, a cuidar toda la creación, a fomentar ideales altos, nobles, espirituales… (Cfr Ex 20,1-7).

San Agustín comenta que en realidad, Dios ni se acerca ni se aleja. Ni se inmuta cuando corrige ni se muda cuando reprende. Se aparta de ti cuando tú te apartas de él. Eres tú quien de él se esconde, no él quien de ti se oculta. Escúchale, pues: convertíos a mí, y yo me convertiré a vosotros, es decir, mi conversión a vosotros no es sino vuestra propia conversión a mí. Dios, en efecto, persigue a quien le vuelve la espalda e ilumina a quien le da la cara. ¿Adónde huyes, pues, huyendo de Dios? ¿Adónde huyes huyendo de aquel de quien no se puede huir? Presente como está en todas partes, libera al que se le convierte, castiga al que se le aleja. ¡Vuélvete a él, y te será Padre el que, si le huyes, te será juez! (San Agustín de Hipona, Serm Wilmart 11,4).

Una de las grandes tentaciones que existen hoy, en nuestra sociedad, es la de suplantar a Dios, es decir, la de marginarlo como si todo dependiera del ser humano. A Dios se le deja oculto y olvidado. Pero tengamos la certeza de que es auténticamente dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor (Sal 1, 1). Cuenta G. B. Chesterton, el conocido escritor inglés, que iba un día en autobús hablando con un amigo. Hablando de otra persona, su amigo puso de relieve sus grandes capacidades, el modo en el que se había desenvuelto en la vida. En definitiva, concluyó, se trata de un self-made man, un hombre que se ha hecho a sí mismo, una persona que ha conseguido construir su vida con el esfuerzo de sus manos y que tiene una infinita confianza en sí mismo. Cuando su amigo bajó del autobús, Chesterton se quedó pensando si eso de calificar a uno como un hombre que se construye a sí mismo es un piropo o más bien todo lo contrario. ¡Confiar solo en uno mismo! ¡Qué contradicción! ¡Si lo más hermoso de nuestra historia personal es poner el amor al servicio de Dios y del prójimo y esperar mucho de los amigos, de la familia y de los seres queridos! ¡Qué triste pensar que uno es capaz de todo e incapaz de nadie! El ser humano está hecho para confiar en Dios y servir al prójimo con generosidad.

3.- Queridos jóvenes, es momento de redescubrir y vivir las Diez Palabras de Dios, momento de decir sí a estos diez caminos de amor que nos apartan de los ídolos modernos y nos conducen al Dios vivo y verdadero. Tal vez os encontréis despistados ante tantas propuestas que ofrece nuestra sociedad. Buscad siempre lo auténtico y no os dejéis engañar. Ahora es tiempo de poner empeño y amor: nuestro modelo es Jesús que por amor apasionado vivió con celo ardiente la defensa de los derechos de Dios, como cuando expulsó a los mercaderes del Templo porque no se debe convertir en un mercado la casa de Dios (Cfr. Jn 2, 13-25).

Y es que todos lo vieron como una típica acción profética. A imitación de los profetas, en nombre de Dios denunció con energía los abusos, especialmente aquellos que sirviéndose del espíritu religioso de los fieles buscaban sacar provecho material. Fue sin duda una severa censura de la corrupción de su época. La denuncia, sin violencia, es una acción profética que defiende el reino de Dios y favorece la justicia humana. La violencia nunca es signo de humanidad, más aún, la deshumaniza. La violencia que busca una justificación religiosa merece la más enérgica condena, porque el Todopoderoso es Dios de la vida y de la paz (Papa Francisco en Sry Lanka).

Volvamos al Evangelio: el problema que planteó este episodio no fue el ímpetu excesivo de Jesús, sino su autoridad para atreverse a expulsar a los mercaderes. Por eso le preguntan ¿Qué signos nos muestras para obrar así? (Jn 2,18). Y, bajo la imagen del templo destruido y vuelto a edificar, les presentó su próxima pasión y resurrección. Él hablaba del templo de su cuerpo (Jn 2, 21). Con la Pascua de Jesús se inicia un nuevo culto, el culto del amor, y un nuevo templo que es él mismo, Cristo resucitado, por el cual cada creyente puede adorar a Dios Padre «en espíritu y verdad» (Jn 4, 23). Mirando a Cristo crucificado por amor y por amor devuelto a la vida, los cristianos aprendemos a tener coraje para amar a Dios sobre todas las cosas y para entregar nuestra vida, si fuera preciso, en favor de nuestros hermanos.

4.- Para terminar os animo a tener el valor de acercaros a la misericordia divina, analizar vuestra vida a la luz de los Diez Mandamientos y si alguno de ellos han sido dañados volved la mirada a Cristo que os recibe con su infinita misericordia en el Sacramento de la confesión. Como hemos escrito en la última carta pastoral conjunta: Quien ha sido perdonado es convertido en testigo y mensajero de la misericordia de Dios, es un reconciliado en salida, para acercar a todos a esta gran misericordia que perdona, que recupera la dignidad, que rehace lo que estaba roto con el fin de restablecer la alianza de Dios con su pueblo y sanar su filiación herida (Carta pastoral de los obispos de Pamplona y Tudela, Bilbao, San Sebastián y Vitoria, Cuaresma 2015).

Y no olvidéis que S. Francisco Javier es un punto de referencia y un gran intercesor para poder ser tan audaces como él y seguir la llamada a una entrega generosa. Queridos hermanos, el Espíritu Santo comenzó a construir aquel nuevo templo, del que nos habla el Evangelio, en el seno de la Virgen María. Por su intercesión, pidamos que cada uno de nosotros sea piedra viva de este edificio espiritual y que nos conceda muchos y santos sacerdotes que mantengan este santo templo en nuestros días. Que los matrimonios y las familias sean reflejo vivo del amor de Dios. Que los pobres y necesitados encuentren manos abiertas para que puedan recuperar su propia dignidad. Os deseo una feliz y fructífera Javierada. ¡Buen viaje de vuelta a vuestras casas!

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1 comentario

clavel
Yo mido Las Javieradas por: Si se Confiesan frecuentemente y si van a Misa cada Domingo. Eso es la base de toda vida sólida cristiana.
8/03/15 4:31 PM

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