(Agencias/InfoCatólica) «Son huérfanos en familia», ha añadido «porque los papás están a menudo ausentes, incluso físicamente, de la casa, pero sobre todo porque cuando están, no se comportan como padres, no cumplen su tarea educativa, no dan a los hijos, con su ejemplo acompañado por las palabras, esos principios, valores, normas de vida que necesitan como el pan».
«En nuestros días, ha indicado, se llegó a hablar de una sociedad sin padres. La ausencia de esta figura es entendida como una liberación, sobre todo cuando el padre es percibido como la autoridad cruel que coarta la libertad de los hijos, o cuando éstos se sienten desatendidos por unos padres centrados únicamente en sus problemas, en su trabajo o en su propia realización personal o caracterizados por su marcada ausencia del hogar».
De este modo, ha afirmado que todas las comunidades cristianas y la comunidad civil deben estar atentas a la ausencia de la figura paterna, pues ésta deja lagunas y heridas en la educación de los jóvenes. Sin guías de los que fiarse, los jóvenes pueden llenarse de ídolos que terminan robándole el corazón, robándole la ilusión, robándole las auténticas riquezas, robándole la esperanza.