(Lnbq/InfoCatólica) «Las Confraternidades sacerdotales procedentes de Australia, Gran Bretaña, Irlanda y Estados Unidos (...) afirman la importancia de mantener la disciplina tradicional de la Iglesia sobre la recepción de los sacramentos, y que la doctrina y la pastoral deben permanecer saldamente e inseparablemente en armonía».
En la declaración final, fruto de la reflexión de las confraternidades y contribución al debate sinodal, se subraya también la «fidelidad indestructible» a la enseñanza tradicional acerca del matrimonio y el verdadero significado de la sexualidad humana «como ha sido proclamado en la palabra de Dios» y recogido «claramente en el Magisterio Ordinario y Universal de la Iglesia».
Estas confraternidades, que reagrupan alrededor de 1.000 sacerdotes en el mundo, muestran así que están bien arraigadas en la fe y en el Magisterio de la Iglesia, se «dedican a trabajar para presentar de nuevo la buena noticia del matrimonio y de la vida familiar en toda su plenitud y a ayudar, con la compasión del Señor, a los que luchan por seguir el Evangelio en una sociedad secular».
Las intervenciones de los cardenales han sido muy seguidas por los participantes en el encuentro romano. El cardenal Amato ha hablado de la importancia de que los sacerdotes se sepan identificar como hijos de la Iglesia, Pell ha subrayado el papel de la misión en relación con la necesidad de un claro e inequívoco testimonio de Cristo, mientras que el arzobispo Di Noia ha evidenciado la naturaleza y la misión específica del sacerdocio. El cardenal Burke, en la homilía de la Santa Misa celebrada en San Pedro, ha subrayado que «hace falta luchar cada día» vistos los tiempos «terriblemente difíciles en que vivimos». La fuerza para afrontar los muchos desafíos, ha dicho el cardenal patrón de la Orden de Malta, «proviene exclusivamente de la Santa Eucaristía, de nuestra unión con Cristo en el sacrificio eucarístico».