(Efe) Pero, por otro lado, «también está preocupado por la actual situación que hoy vivimos de inseguridad, corrupción y crimen», dijo.
El pasado 4 de enero, el religioso recibió en una llamada, «con total sorpresa» y como algo «inesperado», la noticia de que el próximo 14 de febrero será designado cardenal, a sus 75 años y cuando ya pensaba más en el retiro que en seguir en activo.
Asumió la noticia «con sentimientos encontrados», con «confianza» pero «con temor» por «la responsabilidad» y porque sus fuerzas «no son ya como las de otro tiempo», explicó.
Zona violenta
Suárez, que en 1985 fue designado obispo de Tacámbaro y diez años después arzobispo de Morelia por Juan Pablo II ha desarrollado su labor pastoral sobre todo en la zona de México donde está gran parte de la conocida como Tierra Caliente, por sus altas temperaturas pero también por la violencia imperante.
En Tierra Caliente, en el estado de Guerrero, está también el municipio de Iguala, donde el 26 de septiembre desaparecieron 43 estudiantes a manos de policías corruptos y narcotraficantes, un caso que ha conmocionado al mundo entero, incluido al propio Papa.
«Hay geográficamente algunos lugares estratégicos para que algunos hagan una especie de madrigueras o nidos, lugares poco comunicados pero que están cerca del gran puerto de Lázaro Cárdenas, lugares con desempleo en donde fácilmente seducen a jovencitos dándoles grandes cantidades para contratarlos como sicarios o colaboradores suyos», se lamenta.
En ese área, el 24 de febrero del 2013, civiles de varios municipios se alzaron en armas para combatir al crimen organizado, lo que llevó al presidente de México, Enrique Peña Nieto, a intervenir militarmente en el estado y enviar a un comisionado, Alfredo Castillo, que legalizó las llamadas autodefensas en mayo de 2014 como agentes de la Fuerza Rural.
Sin embargo, en diciembre pasado, la violencia se recrudeció, con 11 muertos tras un enfrentamiento entre dos grupos antagónicos de la Fuerza Rural que hacían ver que la tranquilidad está lejos de reinar en la zona.
Esta semana otras nueve personas murieron en una operación de fuerzas federales para liberar la alcaldía de Apatzingán, tomada por hombres armados.
Los párrocos de este y otros municipios han denunciado que esta situación de violencia también la sufren los religiosos.
«He hablado con el obispo de Apatzingán y de Lázaro Cárdenas y están preocupados. Ellos piden que las autoridades tengan mayor cuidado, una estrategia más inteligente y a largo plazo, que no quieran acabar todo a base de la fuerza bruta», dijo el nuevo cardenal.
Evangelizar para encarar la crisis
Para encarar esta crisis, abogó por «una nueva evangelización», trabajando «desde la base en la integración familiar, en una mejor educación y sobre todo en un compromiso de fe».
Pese a que México es el país con más católicos del mundo después de Brasil, muchos viven «la dicotomía» de tener «el sentimiento, la práctica festiva de la religiosidad», pero un «mínimo o nulo compromiso social», algo que «no es un cristianismo auténtico», denunció.
Aunque tras la noticia de su nombramiento no ha tenido contacto con el papa Francisco, Suárez lo conoció en una reunión en mayo y cuenta que le encantó «su estilo tan sencillo, tan espontáneo, tan pastoral y con un sentido de libertad de espíritu».