(ACI Prensa/InfoCatólica) Durante las palabras que el Santo Padre les dirigió en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano, ha pedido que «preserven la frescura del carisma» renovando siempre «el primer amor». El Papa hizo alusión a la necesidad de «la conversión y la misión», que están «íntimamente ligadas» porque «sin una auténtica conversión del corazón y de la mente no se anuncia el Evangelio».
Conversión permamente
Como ya ha hecho en otras ocasiones, Francisco quiso dar una serie de consejos a estas realidades eclesiales que ahora se proyectan «en la fase de la madurez eclesial, que requiere una vigilancia de conversión permanente, con el fin de hacer siempre más viva y fecunda el empuje de la evangelización». Estos consejos giraron sobre la acción del Espíritu Santo, el acompañamiento a las personas y sobre todo a los jóvenes y, por último, la comunión con el resto de la Iglesia.
Respecto al primer punto, el Papa Francisco subrayó que «con el tiempo crece la tentación de contentarse, de volverse rígido en esquemas tranquilizantes pero estériles».
Por eso, les invitó a no permanecer solo en los «método y formas», sino «responder con renovado entusiasmo a la llamada del Señor» ya que «fue el coraje evangélico el que permitió el nacimiento de los movimientos» y porque «si los métodos se defienden a ultranza «se vuelven ideológicos» y «cerrados a la novedad del Espíritu y acabarán por sofocar al carisma que los ha generado».
Empuje misionero
«Siempre se debe volver a las fuentes de los carismas y encontrar el empuje misionero para afrontar los desafíos de hoy», destacó el Papa, para añadir después con palabras improvisadas que «no habéis hecho una escuela de espiritualidad así; no habéis hecho una institución de espiritualidad así, no tenéis un ‘grupito’... ¡No! ¡Movimiento! Siempre en camino, siempre en movimiento, siempre abierto a las sorpresas de Dios que vienen en sintonía con la primera llamada del movimiento, el carisma fundamental».
En el segundo punto referido a el modo «de acoger y acompañar a los hombres nuestro tiempo, en particular a los jóvenes» el Pontífice aclaró que existe hoy una humanidad herida, «especialmente la familia tiene graves dificultades». Para el Papa «es necesario resistir a la tentación de sustituir la libertad de las personas» y recomendó «un acompañamiento paciente» para educar cristianamente.
Por último, el papa Francisco pidió a los movimientos cultivar la comunión con toda la Iglesia, que es la «la gracia suprema que Jesús ha conquistado en la cruz». «Para que el mundo crea que Jesús es el Señor necesita que vea la comunión entre los cristianos, pero si ven divisiones, rivalidades y maledicencia, sea cual sea la causa, ¿cómo se puede evangelizar?», se preguntó el Papa.
Comunión con la Iglesia jerárquica
Por tanto, «la verdadera comunión no puede existir en un movimiento o en una nueva comunidad si no se integra en la comunión más grande que es nuestra madre la Iglesia Jerárquica», alertó el Papa, quien aseguró que «los movimientos y nuevas comunidades están llamados a curar las heridas producidas por una mentalidad globalizada que pone en el centro el consumo, olvidando a Dios y los valores esenciales de la existencia».
Para concluir, el Santo Padre aseguró a todos ser consciente de los frutos «aportados a la Iglesia y al mundo entero» por estos carismas y auguró que «con la ayuda del Espíritu Santo» traerán «otros todavía más grandes».