(ACI Prensa/InfoCatólica) Los obispos subrayaron que el hecho de «que la fecundación se haya producido como consecuencia de una violación no cambia en nada esta valoración del aborto. La Iglesia condena con fuerza toda forma de violación, y defiende al mismo tiempo que nunca es legítimo matar al hijo concebido, ni siquiera en las condenables y brutales circunstancias de una violación».
«En una violación donde se haya producido una fecundación, es decir donde se ha concebido una nueva vida humana, hay dos víctimas: la madre (la mujer violada) y el hijo».
«El fruto de este acto violento es un ‘niño inocente’ que tiene derecho a la vida y que no tiene la culpa de tan brutal acción. No es al ‘niño inocente’ al que hay que castigar matándolo, sino procesar y castigar al violador con todo el peso de la ley».
Doble trauma
Los obispos remarcaron que «someter a una madre al aborto en caso de violación es someter a la mujer a un doble trauma o daño físico, psicológico y espiritual: la violación y el aborto».
«Éste último –está demostrado– deja en la mujer marcas y heridas profundas muy difíciles de borrar, conocidas como ‘Síndrome post aborto’».
La CEP señaló que «los ejemplares casos de mujeres violadas y embarazadas, que sabia y valientemente eligieron mantener la vida de su hijo, testimonia que dicha decisión es la que realmente triunfa sobre la violación, ya que es la elección del bien sobre el mal y el triunfo del amor sobre la violencia».
Contrario a la Constitución
Por esto, indicaron a los congresistas, «un cambio legislativo de esta envergadura es una violación de los derechos humanos y va contra el derecho a la vida que la Constitución Política del Perú protege».
«Los legisladores más expertos señalan que legalizar el aborto por violación es abrir las puertas a serias complicaciones jurídicas: prácticamente cualquier unión, incluso consensual, podría ser presentada como contraria a la voluntad de la mujer y, por tanto, como una violación».
«Las estadísticas en el mundo entero demuestran que el aborto por violación no es ni siquiera aceptado por sus verdaderas víctimas, las mujeres violadas».
Debate abierto
Los prelados alentaron a los parlamentarios a que así como han invitado a «representantes de instituciones abortistas radicales», se invite a este debate «a la Iglesia y a las instituciones a favor de la vida».
Así, dijeron, este debate «sería objetivo y representativo de toda la sociedad peruana y no de unos cuantos pro abortistas radicales».
«Advertimos que este propósito de despenalizar el aborto por violación no es más que un nuevo paso en la búsqueda del aborto sin restricciones, camino dolorosamente ya iniciado con la aprobación del Protocolo de Aborto Terapéutico por parte del Ministerio de Salud el pasado 27 de junio, cuya derogatoria pedimos insistentemente por ser una norma inmoral, inconstitucional e ilegal».
Al concluir, los obispos peruanos expresaron su solidaridad «con todas las mujeres que han sufrido tan brutal acción y por ellas oramos, reconociendo el valor de la mujer en la misión de la Iglesia y en la construcción de la humanidad».
Citando al Papa Francisco, la CEP recordó el valor de la maternidad, al indicar que «llamando a la mujer a la maternidad, Dios le ha confiado de forma especial al ser humano».