(Efe/InfoCatólica) «Esos niños inocentes son usados como peones de un juego político. Tenemos que enfrentarnos a quienes han insistido en devolverlos a sus países de origen», afirmó el cardenal, quien prometió que la iglesia trabajará para cuidarlos y asociarlos «con familias amorosas y cariñosas».
El cardenal que dejará de estar al frente de su archidiócesis el próximo 18 de noviembre tras renunciar por enfermedad (cáncer), reclamó además la aprobación de una reforma migratoria «integral y compasiva», que remedie los abusos que provocan «las deportaciones que destruyen a nuestras familias».