(Arch. Granada/InfoCatólica) El arzobispo de Granada explicó que «el Evangelio nos recuerda que el único Señor de nuestras vidas es Dios, que al único que le debemos todo lo que somos es a Dios, y que esa dignidad de los hijos de Dios ni está en venta, ni está de rebajas, en ningún sentido, ni ante nadie, ni ante ningún poder del mundo».
«Los poderes legítimos», añadió el prelado, «merecen todo el respeto que merecen siempre las autoridades legítimas, pero la conciencia de lo que somos, el valor de nuestras vidas, el valor de la vida del ser humano más pequeño, el hijo concebido y no nacido, por ejemplo, sólo Dios dispone de ella, nadie más. ¿Está claro? Y de eso, nosotros tenemos que ser testigos y defensores. Sin hacer cálculos ni políticos ni de ningún otro tipo, porque no es moral decir '¿a cuántos puedo matar?', '¿a cuántos me trae cuenta matar?', '¿mato a unos poquitos menos en esta opción que en esta otra?'»
«¡No!» sentenció el arzobispo, «nosotros no transigimos con la muerte de un ser humano, inocente; y el más inocente de todos, porque ni tiene sindicatos ni vota, es el niño concebido y no nacido».
Ayuda a la mujer embarazada
«Y», añadió Mons. Javier Martínez, «eso no significa, para nada, que no hay que tener una misericordia y un amor y afecto inmenso a la mujer que se ha visto en esa desgracia. No tiene nada que ver una cuestión con la otra. Todo el afecto que podamos darle, y como comunidad cristiana más que a nadie, porque ¿cuántas veces ha sido dejada sola ante esa terrible decisión?, y no sabía que pudiese tomar otra siquiera, o no le cabía la posibilidad de tomarla. Por lo tanto, amor, ¿a quién ha tenido esa desgracia?: sin límites, pero el principio no está en cuestión, ni vamos a admitir que se ponga en cuestión, como cristianos, ni podemos admitir que se ponga en cuestión, como cristianos».