(Fides) Ahora Malakal es un objetivo militar. A pesar de los acuerdos de alto el fuego, la situación sigue siendo muy tensa en el país, y en estas condiciones, incluso los medios de comunicación se ven afectados, como lo demuestra, entre otras cosas, la historia de la emisora diocesana en Juba.
La hermana Elena explica el último episodio de la guerra que ha tenido lugar cerca de la ciudad: «El 21 de agosto, a las 8:30 de la mañana, escuchamos el estruendo de los bombardeos del frente que se encuentra a 25 km. Como la mayoría de los habitantes de la ciudad, también las Combonianas salimos de la ciudad en 10 minutos, a la espera de ver el resultado de la batalla. Ya hemos experimentado la ferocidad de las milicias de la oposición. Malakal ha visto en pocos meses seis ataques».
Entre otras cosas, la radio de la diócesis, «Sout al Mahaba» (Voz de la Caridad), de la que la Hermana Elena es responsable también se ha visto afectada. «La radio - dice la hermana Elena - fue objeto de un primer saqueo el 18 de febrero durante el tercer ataque de las fuerzas de la oposición. A principios de agosto tuve la oportunidad de volver a Malakal y comprobé que el saqueo de la emisora era total. Comenzó con las fuerzas de la oposición y continuó después de que, el 18 de mayo, el gobierno se apoderase de la ciudad. Incluso la valla ha sido robada. Hemos podido recuperar el transmisor, pero está dañado. Espero que podamos arreglarlo. Las antenas de la torre de 72 metros se encuentran en mal estado debido a que uno de los cables que la sostiene ha sido cortado por un trozo de metralla. Tratamos de repararlo para evitar que la torre se caiga. El personal de la radio se encuentra, en parte, en el campamento de la ONU, en parte, en los pueblos vecinos».
Hasta las hienas han regresado
La hermana Elena cuenta con emoción los daños sufridos en la que era la segunda ciudad más grande de Sudán del Sur: «El sur de Malakal es el más dañado. En esa zona no había casas de ladrillo, sino chozas. Ahora que estamos en la temporada de lluvias, la vegetación se ha apoderado de las chozas que están destruidas hasta el punto que ya no se puede distinguir los puntos de referencia que existían antes de la destrucción de la zona. Para entender hasta donde está destruido basta decir que las hienas han regresado y varias personas afirman haber visto una leona que ronda con sus cachorros».
«La gente ha regresado pero con prudencia. Las mujeres han comenzado a abrir pequeños restaurantes para tener una fuente de ingresos mínimo. La pequeña empresa se reanuda. Por la noche la ciudad se vacía, la gente cruza el Nilo para dirigirse a los pueblos de los alrededores, o al campamento de refugiados de la ONU, que se encuentra a 4 km de Malakal», concluye la religiosa