(El Comercio/InfoCatólica) La Iglesia asturiana dispone de 16.000 bienes inmuebles de los que 800 son casas rectorales. La selección se hizo buscando viviendas dentro de la zona central de la región porque las dependencias «a desmano no suponen una respuesta para estas familias», explicó el prelado.
El arzobispo recordó que la Iglesia venía arrendando algunas dependencias pero «para qué vamos a alquilar si tenemos casas que podemos poner a disposición de forma gratuita», razonó. Sanz Montes admite que el paso «no soluciona los problemas del mundo, pero al menos es un reclamo y una educación para nosotros; tener cosas que no nos hacen tanta falta habiendo gente más necesitada sería un pecado».
«Que cunda el ejemplo»
El motivo de este paso «es interno, de educarnos en la solidaridad y no pretende dar una lección ejemplar a otras personas. Aunque, si ayuda a que cunda el ejemplo y otras instituciones pueden hacer cosas semejantes. pues bendito sea Dios».
La iniciativa, en todo caso, posibilitó a Mons. Sanz Montes respaldar con una medida concreta la plática que ayer en la basílica de Covadonga lanzó ante las autoridades civiles, militares y empresariales de la región. La homilía es uno de los actos centrales del Día de Asturias, precede a la peregrinación que devuelve a su cueva a una virgen a quien ayer correspondió hacer la ofrenda a Cadavedo y la Asociación de la Regalina, en representación de los ocho concejos que componen el Arciprestazgo de Villaoril.
Ante todos ellos reconoció el arzobispo que «necesitamos sacudirnos la inercia que puede hacernos cansinos, pesimistas y desesperanzados». La crisis sedimenta un hartazgo del que no se debe salir para caer «en una ingenuidad falsa que pinta la vida de colores de quimera, pero tampoco ayuda machacar como agoreros de calamidades diciendo que el mundo no puede cambiar».
¿Qué actitud conviene para salir del aprieto? Mons. Sanz Montes la encuentra en lo que «decían aquellos revolucionarios del 68: 'sed realistas, pedid lo imposible'. Lástima que tantos de ellos luego terminaron cambiando la barricada indómita de sus utopías por la moqueta de sus burguesas conquistas». Esa contradicción no debe ocultar que «había un poso de verdad en su rebeldía, un poso que hago mío: no resignarse ante lo que puede ser cambiado».
Sanz Montes armó su discurso con citas del escritor francés Antoine de Saint Exupery (autor de 'El Principito') y el poeta alemán Rilke. Al británico Gilbert Keith Chesterton lo parafraseó para recordar que «hay cosas que van mal porque estamos ciegos ante las que van bien».
Recuerdo de San Juan Pablo II
El Papa San Juan Pablo II fue sin embargo la referencia más presente en una homilía que trató de recordar la peregrinación que el polaco hizo a la zona, hace 25 años. La exposición que desde el 15 de agosto muestra en el Real Sitio los textos y ornamentos de aquella visita ha recibido a unos 1.200 visitantes diarios, según informó el Arzobispado. De todas las reflexiones que Karol Wojtyla dedicó a los asturianos, el arzobispo destacó las más sociales, repitiendo que la misión de los cristianos debe ser la de «reconstruir en el mundo del trabajo y de la economía un sujeto nuevo, portador de una nueva cultura del trabajo. No es suficiente que cada uno ejerza bien el papel de empresario, sindicalista o político, consumidor o economista, que le ha sido asignado por la estructura social; es preciso realizar hechos nuevos, intentar obras nuevas, nuevas formas de solidaridad y organización del trabajo basadas en esta cultura».
La festividad incluyó el canto al himno a la Virgen de Covadonga, una de las melodías cristianas que más referencias hacen al «alma del pueblo español».
Defensa de la unidad de España
En consecuencia, tras abordar la cuestión social, Mons. Sanz Montes también entró de lleno en la territorial, y lo hizo para posicionarse en las antípodas de Mons. Xavier Novell, obispo de Solsona. El leridano viene sosteniendo la «legitimidad moral del derecho a decidir de los ciudadanos de Cataluña». El arzobispo de Oviedo opuso a este argumento su propia experiencia personal, que es la de un «madrileño que de día en día es más asturiano de corazón; no solo la belleza de nuestra tierra, sino la nobleza de su gente no dejan de admirarme y de sentirme agradecido».
«He aprendido aquí con vosotros lo que significa un pueblo que no excluye a otros reclamando fronteras que dividen e insidian tejiendo secesiones interesadas», dijo. «Pido desde esta tierra que no se dilapide el valor de la unidad plural de una historia como España que tiene siglos de fecunda convivencia», agregó. La unidad de un pueblo «que lleva siglos conviviendo no es dictadura de ordeno y mando ni uniformidad, sino un bien moral que vale la pena cuidar, defender y seguir construyendo juntos», animó.
El arzobispo justificaría después la referencia porque en los próximos día habrá «movida» con el modelo de país, y por tanto procede manifestarse «desde aquí, no porque Asturias sea tierra de reconquistas, pero sí es ejemplo de que se puede convivir desde lo diverso y lo complementario en vez de levantar unos muros de los que ya hemos tenido bastantes en la historia reciente».