(A. Tornielli/VI/InfoCatólica) Los miembros de la comisión teológica, que tiene el deber de ayudar a la Santa Sede, y en particular la Congregacion para la doctrina de la fe, en el examen de las cuestiones doctrinales de mayor importancia, son nombrados por un lustro y son actualmente treinta.
Entre ellos están dos mujeres: la alemana Barbara Hallensleben (docente de Teología dogmática y de Ecumenísmo en la Facultad de Teología de Friburgo, Suiza), y la monja Sara Butler, (docente de Teología dogmática en la Universidad de Santa Maria del Lago - Mundelein Seminary - de Chicago, Estados Unidos).
El cardenal «me avanza además –revela Scaraffia en el artículo publicado en el suplemento femenino del Osservatore– que la nueva Comisión teológica internacional, que está a punto de ser nombrada por el Papa, contendrá un número de mujeres superios a la comisión actual: me parece ententer que pasarán de dos a cinco o seis». Se preanuncia por tanto un aumento significativo.
Durante la entrevista, que tuvo lugar en el apartamento del cardenal que recibió en modo informal a la enviada del periódico vaticano, Müller subraya como la presencia femenina en la Iglesia tiene que ser reconocida en su especifidad, no imitando el modelo masculino. E insiste sobre la necesidad de recordad que la Iglesia debe ser madre, no institución, porque una institución no se puede amar, una madre sí.
Religiosas heterodoxas
El cardenal Prefecto, durante el diálogo con Lucetta Scaraffia, ha vuelto a hablar de la situación de las monjas americanas de la Leadership Conference of Women Religious, con las cuales el mismo Müller ha recientemente tenido una compleja negociación. «Tenemos que tener presente que no son todas las monjas americanas, sino un grupo de monjas de América del Norte reunidas en una asociación –ha declarado el cardenal alemán–. Hemos recibido muchas cartas de otras monjas, pertenecientes a las mismas congregaciones, que sufren mucho por la dirección que éstas están dando a su misión».
«Y después las congregaciones no tienen más vocaciones –ha añadido Müller– corriendo el riesgo de extinguirse. Hemos buscado sobre todo establecer una relación menos conflictiva, de rebajar las tensiones, también gracias al obispo Sartain, que hemos mandado para que negociara con ellas, un hombre amable. Tenemos que aclarar antes que nada que no somos misóginos, ¡no queremos comernos cada día una mujer! Tenemos sin duda un concepto diferente de la vida religiosa, pero esperamos que podamos ayudarlas a encontrar su identidad».