(Zenit) Respondiendo a Zenit sobre la impresión existente de que los musulmanes de estos países sean todos extremistas, indicó: «En Siria la población musulmana es muy moderada y siguen siéndolo, están convencidos, predican esto en las mezquitas», dijo.
Mons. Khazen explicó que las milicias extranjeras «no solamente trajeron las tropas, sino también los ulemas y sauditas que comenzaron a predicar un islam absolutamente distinto, e incluso enrolan a los niños». Además, indicó que instituyeron los tribunales islámicos en los cuales un sirio puede ser juzgado por un extremista ceceno. O sea si un papá ve que su hija está siendo secuestrada por un islámico, al dirigirse al tribunal encontrará a otro miliciano igual al agresor.
Para tener idea de quienes son –indicó Mons. Nazzario– el año pasado, el Gran Muftí de Arabia Saudita, emitió una fatua publicada en los periódicos, en la que declara: «Quien crea que la tierra gira entorno al sol es un infiel porque así lo dijo mi predecesor de los años 70, y quien omite esto no merece vivir»; en base a esto pueden imaginarse lo que es el ejército del Isis.
Situación tras tres años de guerra
Interrogado por ZENIT sobre la situación actual de Alepo, después de tres años de guerra, Mons. Kazhen, precisó que se trata de situación difícil, con problemas de agua, luz y falta de seguridad, donde hay golpes de morteros y cada día nuevos muertos. La ciudad está dividida, hay barrios dominados por los rebeldes y otros con el Gobierno. Los rebeldes habían sitiado y dominado la ciudad, hoy el Ejército ha abierto una zona y logran abastecerla. El aeropuerto está cerrado porque «esos disparan también sobre los vuelos civiles». Recordó que hasta hoy de los obispos y sacerdotes secuestrados no se sabe nada y que los monasterios de religiosas residentes en Alepo siguen siempre allí.
Sobre la financiación a estas milicias, indicó a Zenit que «todos lo saben, llega desde Arabia Saudita y Qatar. Turquía en cambio da menos apoyo, solamente de tipo logístico. Si realmente quisieran que la situación terminara, no enviarían gente, no adestrarían gente, no armarían a estos». Y precisó que se encuentra involucrado «También algún otro país».
Extranjeros
«Hasta hace un año atrás –prosiguió el vicario apostólico– cuando los rebeldes eran solamente sirios las cosas eran otras, había respeto, no había esta violencia ni este extremismo, ahora son los milicianos mayoritariamente extranjeros. Ahora hay mucha gente que antes esperaba que esta primavera floreciera, se dieron cuenta que no era así».
Sobre la visita del Papa en Tierra Santa, indicó que la población lo ha sabido. Las informaciones llegan cuando hay y luz pueden ver las noticias, «además lo hemos transmitido también nosotros» dijo. Precisó que la gente decía: 'ojalá el Papa viniera también aquí'.
Sobre la emigración de los cristianos, indicó que en 1968 cuando el gobierno anterior al padre de Assad nacionalizó las escuelas fue el primer éxodo de cristianos hacia el Líbano, porque querían poder dar instrucción cristianas a sus hijos, una época de terror. El padre de Assad al inicio fue duro, aunque fue el último que hizo un golpe de estado para tomar el poder. No era sunita sino alawita. El padre de Assad en los últimos años de su vida inició a aflojar, y con su hijo la apertura fue más grande, casi total en alguno sectores, como turismo, comercio y con bastante seguridad«.
Mons. Khazen añadió que »no hay estadísticas de los cristianos que han quedado en Siria, aunque precisó que antes de la Guerra los cristianos total eran unos 250 mil, en una ciudad con 4,5 millones. Hoy aproximadamente el 60 por ciento de los cristianos se han ido.
Y concluyó expresando un deseo: «Que Siria actual como país laico, pluralista y moderado pueda seguir existiendo».