(Agencias/InfoCatólica) Los milicianos tomaron las ciudades de Qaraqosh, Tal Kaif, Bartela y Karamlesh, añadió. Allí destruyeron cruces y quemaron manuscritos en las iglesias locales.
Qaraqosh es una ciudad totalmente cristiana que se encuentra entre Mosul, principal ciudad en manos de los yihadistas del Estado Islámico (EI), y Erbil, la capital regional kurda. Cuenta con una población de unas 50.000 personas.
Sin resistencia
Tal Kaif, donde vive una comunidad cristiana significativa y miembros de la minoría chiita chabak, también se vació durante la noche.
«Tal Kaif está ahora en manos del Estado Islámico. No enfrentaron ninguna resistencia y simplemente entraron pasada medianoche», dijo Butros Sargon, residente que huyó de la ciudad, contactado por teléfono en Erbil.
«Oí disparos durante la noche y cuando miré fuera, vi un convoy militar del Estado Islámico. Gritaban 'Allahu Akabr' (Diós es grande)», dijo.
Los ataques comenzaron el martes. Los desplazados se refugiaron en las ciudades y aledas ahora atacadas tras huir el mes pasado de Mosul, la gran ciudad del norte de Irak bajo control desde el 10 de junio de los insurgentes sunitas del Estado Islámico.
Cristianos iraquíes en París
Por otra parte, once iraquíes de confesión cristiana, miembros de una misma familia, llegaron este jueves a París con visado de asilo, donde describieron la situación de los cristianos de Irak como «catastrófica».
Los cristianos de Mosul ya no se ven. Han sido expulsados o exterminados por los yihadistas en menos de siete meses. Los terroristas los identifican marcando sus casas con la letra árabe Nun, inicial de nazareno, «cristiano».
Los pocos que quedaban o se convertieron al islam, o marcharon al exilio o fueron pasados a espada. El califa delEstado Islámico, Abu Bakr Al Bagdadi, ha impuesto en su territorio la sharía -ley islámica- y no admite más creencia que la suya. La desobediencia acarrea la pena de muerte. El exterminio sistemático de cristianos en Irak y en Siria sólo despertó la indignación de organizaciones religiosas y se manifestó en las redes sociales, sobre todo en Facebook y Twitter.
Bajo el hashtag #WeAreN (#SomosN) miles de usuarios alzan la voz sobre una de las masacres más silenciadas deMedio Oriente. Hacen referencia a la marca mortal de la ن que abunda en Mosul. La campaña comenzó cuando la periodista Dalia Al-Aqidi llamó a sus seguidores a comentar la masacre de cristianos bajo ese hashtag. Fue en ese momento que la «N» se resignificó.