(Fides) «Y me sigue inquietando», añade el obispo, «la idea de que el sufrimiento y los problemas de los cristianos en Iraq y el Medio Oriente en este momento tan dramático, podrían convertirse en un pretexto para operaciones alarmistas y de propaganda, evidentemente con la intención de obtener otros objetivos».
Reacción de la población civil
Después de la destrucción de monumentos históricos en la ciudad de Mosul por militantes del Estado Islámico, entre los habitantes de la segunda ciudad de Iraq ha tomado forma el primer movimiento local de resistencia armada contra los yihadistas que han proclamado la creación de un «califato» en la región, ubicado en la frontera entre Siria e Iraq.
Según testigos locales, el pasado fin de semana por lo menos cinco militantes islámicos murieron en asesinatos selectivos a manos de grupos de jóvenes muy organizados en grupos de resistencia armada - las llamadas «Brigadas Mosul» - para contrarrestar el régimen impuesto a la ciudad por los islamitas.
Lo que parece haber provocado la reacción de rechazo contra los ocupantes ha sido el espectáculo de la Tumba del Profeta Jonás volada por los aires por militantes del Califato, el 24 de julio. La misma suerte ha corrido la tumba de Seth, y los islamistas amenazan con continuar la destrucción de lugares de culto porque los consideran una expresión del culto idolátrico.