(EP) «Hay en el presente muchos motivos para hacer memoria agradecida, para no perder el gran legado de esa JMJ y de las que vinieron después, precisamente en un momento en que muchos jóvenes no ven claro el futuro, no encuentran trabajo, su carrera y estudios a veces les da la impresión de que no sirven para mucho, y tienen irresueltas las grandes cuestiones que dan sentido profundo al existir», ha explicado el Cardenal Rouco Varela en una entrevista concedida a Europa Press.
En todo caso, ha remarcado que también hay un segmento de la juventud europea, española y madrileña, «que son minoría pero una minoría considerable y significativa», que sí vive aquel mensaje de la JMJ de 1989 –'Jesucristo es el camino, la verdad y la vida'– y, para el Arzobispo de Madrid, con ellos «el futuro se despeja mucho para el resto de los jóvenes y toda la sociedad».
El Cardenal ha señalado que la JMJ de Santiago de Compostela fue «la apertura mutua del Papa a los jóvenes -en su mayoría de Europa– y de los jóvenes de Europa al Papa». Y ahora considera que sigue siendo «muy actual» la advertencia que hizo el papa San Juan Pablo II en aquella JMJ sobre «formas de vida» contrarias a la ley de Dios como el divorcio y el aborto.
Alternativa a las ofertas que se hacen a los jóvenes
«Uy Dios mío, sigue muy actual. En la vigilia de la noche, en una representación escénica se presentaban caminos que se ofrecían a los jóvenes de entonces, como caminos que llevan a la felicidad. La droga, el dinero y el sexo eran las tres ofertas que se les hacían y a las que había que responder con la oferta de la verdad, que era Cristo», ha recordado.
En 1989, según ha precisado, «la legislación permisiva del aborto estaba vigente en toda Europa, también en España desde 1985». También estaba vivo «el problema de la comprensión de la familia y el matrimonio» y san Juan Pablo II ya estaba «muy preocupado» por este asunto. De hecho hacía unos 6 o 7 años había dedicado un sínodo a estudiar este tema. En este sentido, el Cardenal considera «muy providencial»que ahora el Papa Francisco haya propuesto abordarlo de nuevo, casi 30 años más tarde» en el Sínodo extraordinario de octubre de 2014.
Crisis de fe
Según concreta el Cardenal, si en la actualidad los jóvenes viven «un periodo ambiental donde la crisis de fe casi se mete en los huesos», en los años previos a la JMJ de Santiago esa crisis de fe era «quizá mayor que la de hoy» y, por tanto, convocar a jóvenes a una acción apostólica «era muy difícil por no decir imposible». Tuvieron que pasar años de trabajo pastoral, de nuevos movimientos y realidades eclesiales para la JMJ de Santiago y las que fueron sucediéndose hasta la de Madrid en 2011 y la de Río de Janeiro, el año pasado.
Este tipo de encuentros fueron posibles, a juicio del Cardenal, gracias a que Juan Pablo II conectó con aquella juventud del Rock and Roll y se inventó «una respuesta paralela en experiencia de fe»: los encuentros mundiales de la juventud. Estos empezaron en Roma pero cuando llegó el momento de Santiago, el Cardenal Rouco Varela, entonces Arzobispo de la diócesis, con un grupo de jóvenes colaboradores, aceptó el encargo del Papa con entusiasmo y propuso un esquema de celebración -semana previa de catequesis, confesión y festivales- que se ha mantenido vivo hasta hoy.
«Era casi un sueño -indica el Cardenal Rouco- porque los presupuestos económicos, organizativos, logísticos de los que disponíamos eran escasísimos». Además, según precisa, la comprensión interna por parte de muchos sectores de la pastoral de la Iglesia en España y otros países de Europa «no sobraba, más bien faltaba». En cualquier caso, contaron con el apoyo de la Xunta de Galicia, un gobierno tripartito con mayoría del PSOE, del alcalde de Santiago, Gerardo Estévez, y del Gobierno. «Pudimos trabajar bien», resume.
La JMJ y el Muro de Berlín
Por otra parte, el Arzobispo de Madrid ha destacado que 1989 fue un año «muy singular» porque la JMJ se celebró el 19 y 20 de agosto y el Muro de Berlín cayó el 9 de noviembre, apenas dos meses después. El Cardenal Rouco asegura que en la JMJ pudieron vivir algún presagio de lo que iba a ocurrir. «Recuerdo a un grupo de la Alemania Oriental que venía con dos religiosas. Todos estaban sentados en el suelo en la casa del Arzobispo de Santiago hablando de lo que estaban pasando. Les pregunté ¿vais a volver a casa? ¿queréis quedaros en España o en un país de la Europa Occidental? Y dijeron 'no, nos vamos todos a casa'. Algo se palpaba», ha remarcado.
Para conmemorar los 25 años de la JMJ de Santiago, el Cardenal Rouco Varela peregrinará al menos cien kilómetros -el mínimo para conseguir la Compostela– junto a un grupo de varios cientos de jóvenes madrileños. Los chicos saldrán este sábado en dos grupos, el primero de ellos desde Luarca (Asturias), y algunos se unirán en Villalba (Lugo), momento en el que se sumará el Arzobispo de Madrid junto a Mons. Juan Antonio Martínez Camino y Mons. Fidel Herraez. Por su parte, el Obispo auxiliar Mons. César Franco peregrinará junto al grupo las dos semanas. «Queremos redescubrir y reactivar el Camino de Santiago», ha precisado.
La JMJ de Santiago y la visita de Juan Pablo II –que recorrió 100 metros con la esclavina y el báculo de peregrino hasta la Plaza del Obradoiro– supuso, según apunta el cardenal, un antes y un después para la popularidad del Camino de Santiago. Así, ha indicado que, si antes de 1989, no había visto apenas un peregrino italiano llegar a Santiago y si en el Año Santo 1982 llegaron escasamente 700 peregrinos de a pie, con «derecho» a «la Compostelana», después de la JMJ, en el Año Santo 1993, fueron cerca de 170.000 peregrinos los que obtuvieron el Diploma.
Como las becas Erasmus
Aparte de la experiencia de fe, el cardenal destaca que el Camino de Santiago fomenta la paz y la fraternidad, hasta el punto de ser probablemente, «una de las vías espirituales, humanas y culturales europeas de los últimos 30 años que ha sido más fecunda en instaurar amistades entre jóvenes y personas mayores de todos los países europeos e, incluso, de todo el mundo». A este fin, admite que también han contribuido más recientemente las becas Erasmus.
«Cuando yo me fui a Alemania, ¿qué experiencia tenían los jóvenes españoles de amistad con jóvenes de otros países de Europa? Casi ninguna. Y viceversa. En esto hemos adelantado mucho, hay que reconocer que por ejemplo las Becas Erasmus y la Unión Europea están haciendo un gran servicio. Hay que hacerlos bien esos intercambios pero es una buena fórmula. La unidad de Europa ha empezado por la amistad de los europeos entre sí, muy impregnada de lo cristiano», ha afirmado.
Sobre el nombramiento de Juan Pablo II como patrono de las JMJ por parte del Papa Francisco, el Cardenal Rouco Varela ha señalado que «no podía ser de otro modo». Según ha recordado, el papa Francisco era de los obispos que no había participado mucho en las JMJ –al igual que Benedicto XVI–, pero ha asegurado que la celebrada en Río de Janeiro en 2013 «le conquistó».
Durante la caminata que comenzará el 1 de agosto, el cardenal transmitirá a la juventud un doble mensaje: La necesidad que siguen teniendo los jóvenes del encuentro con Jesucristo y la importancia de compartir la fe, algo importante «en tiempos de crisis» en los que «hay que repartir con los demás, sobre todo si lo pasan mal».
El Cardenal Rouco cree que sería bonito volver a celebrar una JMJ en Santiago de Compostela, aunque admite que «es difícil tan pronto» teniendo tan reciente la de Madrid 2011. No obstante, se muestra convencido de que este encuentro «volverá» allí. «Estoy seguro», ha subrayado.