(Fides) En los dos últimos días, han llegado a la ciudad armas y nuevos contingentes para reforzar las milicias kurdas peshmerga que resisten al avance de los insurgentes sunitas. La impresión es que se está preparando el terreno para un enfrentamiento directo.
Ayer, el arzobispo Moshé intentó mediar entre las fuerzas de oposición con la intención de preservar la ciudad de Qaraqosh de la destrucción. Por el momento, el intento no tuvo éxito. Los insurgentes suníes piden a las milicias kurdas que se retiren. Los peshmerga kurdos no tienen ninguna intención de permitir que los insurgentes se acerquen a las fronteras del Kurdistán iraquí.
En esta dramática situación, desde Qaraqosh el arzobispo Moshe a través de Fides quiere hacer un llamamiento humanitario urgente a la comunidad internacional:
«Ante la tragedia por la que atraviesa nuestro pueblo hago un llamamiento a la conciencia de los líderes políticos de todo el mundo, a las organizaciones internacionales y a todos los hombres de buena voluntad; es necesario intervenir de inmediato para poner fin al deterioro de la situación, trabajando no sólo a nivel de ayudas humanitarias, sino también política y diplomáticamente. Cada hora, cada día perdido, hace que se corra el peligro de llegar a una situación irrecuperable. No podemos dejar pasar días y semanas en la pasividad. La falta de acción se convierte en complicidad con el crimen y en abuso de poder. El mundo no puede hacer la vista gorda ante la tragedia de todo un pueblo que huye de sus casas en unas pocas horas, llevándose consigo sólo la ropa que tiene puesta».
El arzobispo siro-católico de Mosul describe en pocas palabras emocionadas las condiciones especiales de los cristianos en el recrudecimiento de los conflictos sectarios que están poniendo en riesgo la supervivencia misma de Iraq:
«Qaraqosh y las otras ciudades de la llanura de Nínive ha sido durante mucho tiempo lugares de paz y convivencia. Nosotros, los cristianos estamos desarmados, y como cristianos, no hemos alimentado ningún conflicto ni problema con los suníes, chiíes, kurdos u otras realidades que conforman el país de Iraq. Sólo queremos vivir en paz, trabajando con todo el mundo y en el respeto hacia todos».
El sacerdote siro-católico Nizar Semaan, colaborador del Arzobispo Moshe, explica a Fides que el llamamiento «también se dirige a los gobiernos europeos y occidentales que a menudo hablan de los derechos humanos de forma intermitente e interesada, hundiéndose después en un silencio cómodo cuando sus operaciones y sus análisis de los problemas de Oriente Medio se revelan miopes y desastrosos. Para ser claros, el arzobispo no pide que se resuelva la situación mediante el envío de más armas a Oriente Medio. Han sido también las intervención armadas occidentales las que han desencadenado el caos lleno de sangre y violencia que perjudica a nuestro pueblo»