(EP/InfoCatólica) En el acto también han estado presentes el lehendakari, Iñigo Urkullu; el delegado del Gobierno en Euskadi, Carlos Urquijo; y el diputado general de Álava y presidente del Patronato de la Fundación Catedral Santa María, Javier de Andrés, entre otros responsables institucionales.
La antigua iglesia-Colegiata de Santa María de Vitoria, edificada entre los siglos XIII y XIV, fue consagrada como catedral en el año 1863. Desde entonces funcionó como iglesia catedral de la diócesis de Vitoria, que englobaba a los territorios de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya. En 1950, se constituyeron las diócesis de San Sebastián y Bilbao, la primera sufragánea de la diócesis de Pamplona y Tudela y la segunda de la diócesis de Burgos. Más tarde se agregaron a la diócesis de Vitoria los enclaves de Orduña, el Condado de Treviño y la Puebla de Arganzón.
Estructura
En los veinte últimos años, la catedral ha permanecido cerrada al culto, al ser objeto de unas obras de rehabilitación. Aunque hay restos anteriores, el edificio en general es de los siglos XIII y XIV. La catedral tiene planta de cruz latina, tres naves con amplio crucero, cabecera y girola. Asimismo, presenta un triforio en todo su perímetro, triple portada gótica del siglo XIV en un pórtico y bajo una torre campanario, del siglo XVI.
Fue restaurada entre 1960 y 1964, en el centenario de la diócesis. Pasados 26 años, y ante las grietas en bóvedas y paredes, se optó por cerrarla al público en 1994. Tras un análisis de los problemas del edificio y una propuesta de rehabilitación, se realizó el ‘Plan Director’ de recuperación, redactado entre 1996 y 1998.
Futuros trabajos
Para llevar a la práctica el Plan Director, en 1999 se constituyó la Fundación Santa María, integrada por la Diputación Foral de Álava, el Ayuntamiento de Vitoria y el Obispado de Vitoria.
La reapertura al uso religioso no significa la finalización de las obras de rehabilitación integral, que proseguirán, gestionadas por la Fundación Catedral Santa María. Entre otras actuaciones, continuarán los procesos de rehabilitación de las cubiertas y el proyecto de musealización de las criptas. Además se mantendrá el programa de visitas y otros usos culturales al templo.
Homilía de Mons. D. Miguel Asurmendi Aramendía, S.D.B. Obispo de Vitoria
«Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre; don en tus dones espléndido;
Luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo» (Secuencia).
Sed bienvenidos a celebrar la fiesta del Espíritu Santo que es plenitud del tiempo Pascual. Día feliz para la comunidad diocesana que, tras 20 años de ver su Catedral cerrada al culto, hoy contempla este templo renovado para la gloria de Dios y el servicio a los hermanos y a la sociedad.
Saludo con afecto a los hermanos Obispos, Vicarios, representantes de la Nunciatura de Madrid, Canónigos, sacerdotes y diáconos. Mi saludo agradecido a las Autoridades del Territorio Histórico de Álava, que han colaborado generosamente en la restauración, así como a otras Instituciones alavesas y estatales y personas particulares. Mi saludo se extiende a cuantos habéis venido a dar gracias a Dios y a renovar la comunión con vuestra Iglesia.
«De tu Espíritu, Señor, está llena la tierra». La fiesta de Pentecostés nos abre a la omnipresencia misteriosa del Espíritu y nos invita a descubrir su significado. ¿Qué es el Espíritu Santo para la Iglesia?. Jesús nos enseñó que el Espíritu es una «persona»; es uno de los tres en quien creemos: Creo en Dios Padre, creo en Dios Hijo y creo en Dios Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el don de Dios Padre y de Jesucristo resucitado a la Iglesia.
San Pablo en la carta a los Corintios (2ª lectura) dice que el Espíritu Santo es principio de unidad de la Iglesia. Unidad de la Iglesia con Cristo. Unidad de fe y unidad de vida. El mismo Espíritu que estaba en Jesús de Nazaret durante su vida y le guiaba en sus decisiones, está ahora en la Iglesia y la guía en su camino de fidelidad a Dios.
También el Espíritu Santo, enseña San Pablo, es principio de unidad entre nosotros: «Bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo» (1ªCor.12,13). Es Él que nos hace hermanos, solidarios; el Espíritu nos hace hijos de Dios y nos enseña a rezar: «Padre nuestro que estás en el cielo»…
En la primera lectura, la narración de Pentecostés (Act. 2,1-11), se dice que el Espíritu Santo es el principio de expansión de la Iglesia, es la fuerza que alimenta la misión. Los Apóstoles reciben con María, la Madre de Jesús, el Espíritu Santo y, venciendo el miedo, salen a anunciar a Jesucristo a todos los pueblos: partos, medos, elamitas, griegos, romanos, hebreos y gentiles…
El Espíritu es principio de unidad, de cohesión y de difusión del Evangelio. Hoy celebramos que Jesús envía el Espíritu a los Apóstoles: «Recibid el Espíritu Santo» (Jn. 20,23). Y también que nos lo envía a nosotros, a nuestra Iglesia de Vitoria.
Esta Catedral Santa María es una imagen de los efectos del Espíritu Santo en la Iglesia. Ha sido durante 150 años icono y promotora de cohesión y unidad de las comunidades cristianas: unidad con Cristo y unidad entre los fieles de los territorios de Vizcaya, Guipúzcoa y Álava; fuente de difusión del Evangelio, de centenares de misioneros sacerdotes, consagrados y laicos.
Zatoz, Espiritu Santua eta egizu Jesusen egian zintzo ibil gaitezela. Zatoz, Espiritu Santua, eta gida gaitzazu Jesusen berri ona zabaltzen.
Hemos reflexionado el misterio del Espíritu Santo y tratamos ahora de acercarnos al misterio de la Iglesia Catedral. De ella escribió el Papa Pablo VI: «La Catedral de la diócesis, que con frecuencia es luminosa expresión de arte y de piedad de los siglos pasados… se distingue especialmente por su dignidad de contener la cátedra del Obispo, que es signo de unidad, de orden, de potestad y de auténtico magisterio en unión con el Papa, sucesor de Pedro. Además la Iglesia Catedral, por la majestad de su construcción, es signo de aquel templo espiritual, que se edifica en las almas y que resplandece por la magnificencia de la gracia divina»…
Siete siglos de existencia cumple esta Catedral Santa María de Vitoria. Construida en el siglo XIV, primero fue parroquia de la ciudad. En 1496 se trasladó la Colegiata de Armentia a Santa María de Vitoria. El día 8 de septiembre de 1861, el Papa Pío IX, erigió la Diócesis de Vitoria para todo el País Vasco y determinó en ella que la Colegiata Santa María fuera la Iglesia Catedral de la nueva Diócesis.
La Catedral es una iglesia dedicada, en principio a acoger la Iglesia local como unidad. En el libro «Ceremonial de los Obispos», se dice que la Catedral es el centro de la vida litúrgica de la diócesis; está incluida la dimensión cultural, cultura que evangeliza, que humaniza y dignifica a la persona. La Catedral, en cada diócesis, es el punto de referencia permanente de la reunión de todos los diocesanos.
La Catedral tiene un elemento definitorio: es el lugar de la cátedra. Hablamos de la Iglesia, una, santa, católica y apostólica. Esta Iglesia no existe sin la cátedra episcopal, esto es, sin la presencia de la Sucesión Apostólica que asegure el testimonio del Evangelio con la autoridad de su interpretación auténtica.
Otro elemento central de la Catedral es el altar, el altar del Obispo. En el altar se celebra la Eucaristía, signo y causa de comunión. La comunión eclesial es comunión con Dios Uno y Trino y comunión con los hermanos. Por ello se recomienda al Obispo celebre en su altar de la Catedral los tres momentos fontales de la vida cristiana: La Vigilia Pascual, las Ordenaciones de presbíteros y diáconos y la Misa Crismal del Jueves Santo.
Finalmente, la Catedral acoge el lugar del sacramento del Bautismo y de la Reconciliación. Se refleja así la íntima conexión entre el ministerio del Obispo y la iniciación cristiana de los bautizados, como la reconciliación de los penitentes.
Concluyo con unas palabras del Santo Papa Juan Pablo II en 1993, en la consagración de la Catedral de la Almudena de Madrid: Esta Catedral «nos revela, con la belleza de sus símbolos, el misterio de Cristo y de su Iglesia. En la Cátedra del Obispo, descubrimos a Cristo Maestro que, gracias a la Sucesión Apostólica, nos enseña a través de los tiempos. En el altar, vemos a Cristo mismo en el acto supremo de la redención. En la pila del bautismo, encontramos el seno de la Iglesia, Virgen y Madre, que alumbra la vida de Dios en el corazón de sus hijos… Este es el misterio que simboliza el templo catedral».
Jainko errukiorra, egizu zure Eliza familia santu izan dadila beti, Aitaren, eta Semearen, eta Espiritu Santuaren batasunean elkartua, munduari zure santutasunaren eta batasunaren misterioa ager diezaion eta zure maitasun betera gida dezan.