(Reporte Católico Laico/InfoCatólica) Pedro Godoy denuncia que «existe una agenda que busca justificar el aborto desde los derechos humanos y presentarlo como una práctica normal y legítima». El sociólogo afirma que «este progresismo busca simplemente presentar el asesinato de una criatura indefensa como algo moderno».
Godoy puntualiza que él puede compartir algunos puntos de quienes defienden el llamado «aborto terapéutico» (en Chile el concepto es un mero coladero para reimplantar el aborto, usando como en España el vaporoso «riesgo para la salud», que la OMS define como «pleno bienestar social, moral y económico»), Pero denuncia que «las cúpulas de los partidos políticos están en la moda de la ideología de género, que ampara el aborto como derecho».
«El lema ‘en mi cuerpo mando yo y hago lo que quiero’ involucra un individualismo grosero y asesino, porque está involucrada otra persona con derecho a nacer», protesta.
Sobre el discurso que busca deslegitimar la postura pro vida por estar supuestamente ligada sólo a la religión, el académico es enfático en decir que «es claro por qué se dispara contra la familia y la Iglesia», pues en su opinión «se trata de dos muros de contención para esta campaña envuelta en la túnica del ‘respeto a la diversidad’ y de ‘los derechos de las minorías’».
Finalmente, Godoy aclara que «desde el CEDECH, en ningún aspecto ligado a Fiducia o al Opus Dei, juzgamos el aborto como una violación a los derechos humanos y como un asesinato silencioso de millones».
Chile, un país provida con presidenta pro-aborto
Chile no admite el aborto en ningún caso desde hace décadas y según todos los indicadores de salud maternal es el segundo mejor país de América para dar a luz y recibir cuidados natales y perinatales, superado sólo por Canadá.
El aborto clandestino es escaso y usa las mismas técnicas modernas que el resto de la medicina del país, por lo que no es más arriesgado que en países con aborto legal y emigrar a países cercanos para abortar es poco factible ya que los países vecinos también lo restringen bastante. Chile es un ejemplo de que un país sin aborto puede ser próspero, equilibrado y presentar la mejor salud maternal posible.
La presidenta Bachellet, socialista, quiere volver a implantar el aborto legal y para ello recurre a las mismas técnicas que se usaron en España en los años 70 y recientemente en Uruguay: cifras falsas de abortos clandestinos y mujeres dañadas por condiciones inseguras, casos extremos, «coladero» de presentarlo como «terapéutico» (aunque el aborto no cura nada) y acusar de fanatismo religioso a todo el que se oponga.