(VIS/InfoCatólica) El tema de la reunión, ha dicho el Santo Padre, corresponde «a la memoria de una relación entre la comunidad eclesial y el pueblo gitano, a la historia de un camino para conocerse, para encontrarse y, además, a los retos de hoy, un reto que concierne a la pastoral ordinaria y también a la nueva evangelización».
El Papa ha recordado que a menudo los gitanos se encuentran al margen de la sociedad y a veces hasta «se les mira con hostilidad y sospecha»; además «están escasamente involucrados en las dinámicas políticas, económicas y sociales del territorio».«Sabemos, que se trata de una realidad compleja pero, ciertamente, también el pueblo gitano está llamado a contribuir al bien común y esto es posible con itinerarios adecuados de corresponsabilidad, en la observancia de los deberes y en el respeto de los derechos de cada uno», ha recordado..
Entre los más vulnerables
Después ha advertido que entre las causas actuales de las situaciones de miseria en varios sectores de la población se encuentran la carencia de estructuras educativas para la formación cultural y profesional, la dificultad de acceso a la asistencia sanitaria, la discriminación en el mercado del trabajo y la falta de viviendas decentes.
Y ha recalcado que, si estas plagas del tejido social afectan a todos, «los grupos más débiles son los que con más facilidad se vuelven víctimas de nuevas formas de esclavitud» porque « de hecho son las personas menos tuteladas las que caen en la trampa de la explotación, de la mendicidad forzada y de diversas formas de abuso. Los gitanos se encuentran entre los más vulnerables, sobre todo cuando no hay ayudas para la integración y la promoción de la persona en las diversas formas del vivir civil».
Aquí es donde se injerta la solicitud de la Iglesia ya que «el Evangelio es, efectivamente, anuncio de alegría para todos y de forma especial para los más débiles y marginados. A ellos estamos llamados a garantizar nuestra cercanía y nuestra solidaridad siguiendo el ejemplo de Jesucristo que testimonió que son los predilectos del Padre». Pero es necesario que, junto a esta acción solidaria en favor del pueblo gitano, «esté también el empeño de las instituciones locales y nacionales y el sostén de la comunidad internacional para individuar proyectos e intervenciones destinadas a mejorar la calidad de vida».
El papa Francisco ha concluido animando al Pontificio Consejo a proseguir su tarea y a que «los gitanos encuentren en vosotros hermanos y hermanas que los aman con el mismo amor con el que Cristo amó a los marginados».
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