(EP) Tanto el Papa como el presidente israelí han abogado por la paz y el fin del terrorismo y el resto de la violencia en la región. El Papa llegó a mediodía al Palacio Presidencial para encontrarse con el presidente Simon Peres y fue recibido a la entrada por tres niños, que le han saludado en italiano, hebreo y árabe. Uno de ellos era Itai, de 8 años, hijo de Baruch Mizrachi, asesinado en un ataque terrorista la víspera de Pascua.
Tras la reunión en privado con Simon Peres, el papa Francisco y el presidente de Israel han subido al escenario preparado en el jardín de la residencia presidencial entre los aplausos y gritos de ¡viva el Papa! de las aproximadamente 500 personas presentes.
Encuentro con alumnos
Entre ellas se encontraban decenas de alumnos de diferentes colegios de Israel como el joven de 16 años Jiries Elias que tuvo la oportunidad de saludar al Papa Francisco este pasado domingo en el Monte Scopus. Elias, que forma parte de un grupo llamado Niños por la paz, cuenta a Europa Press que los niños que integran esta organización se reúnen cada dos semanas con el objetivo de avanzar hacia la paz. «Estoy muy contento de poder estar con el Papa», afirma.
Durante el evento, ambos líderes han pronunciado sendos discursos. El primero en hablar ha sido el presidente de Israel, que al término de su intervención ha sido recibido por el Papa con un abrazo.
Dos estados
Peres se ha mostrado convencido de que esta visita tendrá eco en toda la región y «ayudará a revitalizar los esfuerzos para completar el proceso de paz entre isaraelíes y palestinos basado en dos estados viviendo en paz: Un Estado Judío, Israel, y un Estado Árabe, Palestina».
Además, ha asegurado que esta «solución» puede alcanzarse por «mutuo acuerdo» pues los ciudadanos de la región están «preparados para vivir en paz con sus vecinos y con todas las naciones de su región».
Según ha precisado, «las amenazas de guerra no traerán la paz» sino solo la «perseverancia» por conseguirla y «solo la paz puede arrancar de raíz la pobreza y superar el desprecio». De hecho, para los «escépticos», Peres ha recordado que ya se consiguió la paz con Egipto y Jordania, «a pesar de que muchos lo veían como un sueño lejano».
Por otro lado, Peres ha señalado que el mundo está en shock por la sangre derramada de inocentes en ciudades y pueblos, la sangre «de los niños», el creciente número de viudas, huérfanos, refugiados que no tienen dónde ir ni qué comer. Ante esta situación, pidió una «verdadera búsqueda del alma en todo lugar y momento».
Rechazo al terrorismo
Por otra parte, ha condenado las organizaciones terroristas que siembran las semillas del mal hoy. «Matan sin juicio, sin distinción, sin compasión, sin lógica» y, por ello, ha indicado que hay que permanecer juntos contra la amenaza hacia la vida de las personas y hacia la paz del mundo.
A su juicio, los niños del mundo, independientemente de su nacionalidad o religión deben poder vivir sin miedo y crecer en un mundo que permita a cada persona vivir como un ser humano.
Jerusalén, ciudad de la paz
Por su parte, el Pontífice ha pedido a Peres «que Jerusalén sea verdaderamente la ciudad de la paz», que se eviten, «por parte de todos» los actos «que contradicen la declarada voluntad de alcanzar un verdadero acuerdo» y que no se cansen de perseguir la paz para Israel y Oriente Medio «con determinación y coherencia».
«Que Jerusalén sea verdaderamente la Ciudad de la paz –el nombre de Jerusalén significa ciudad de paz–. Que resplandezca plenamente su identidad y su carácter sagrado, su valor universal religioso y cultural, como tesoro para toda la humanidad», ha pedido el Pontífice.
También se ha referido a «los que sufren las consecuencias de las crisis aún abiertas en la región medio-oriental» y ha deseado que «sean aliviadas sus penalidades mediante la honrosa resolución de los conflictos, lo antes posible».
Además, ha pedido que se rechace firmemente todo lo que se opone al logro de la paz como la violencia o el terrorismo, cualquier tipo de discriminación por motivos de raza o religión, el antisemitismo y las manifestaciones de intolerancia contra personas o lugares de culto judíos, cristianos y musulmanes.
El Pontífice, que se ha referido a Simon Peres como «un hombre de paz y artífice de paz», ha destacado que la construcción de la paz exige «el respeto a la libertad y a la dignidad de la persona humana, que judíos, cristianos y musulmanes consideran igualmente creada por Dios y destinada a la vida eterna».
Según ha explicado Francisco, a partir de este punto de referencia en común entre las religiones, «es posible proseguir en el empeño por una solución pacífica de las controversias y los conflictos». En este sentido, ha asegurado a Peres que puede contar con su constante oración a Dios por la consecución de «la paz, la seguridad, la tranquilidad de vida, la prosperidad y la fraternidad».
Cristianos en Israel
Asimismo, se ha referido a las comunidades cristianas que viven en el Estado de Israel y ha recordado que son «parte integrante de la sociedad», que participan como los demás en la vida civil, política y cultural y quieren ofrecer, desde su propia identidad, su aportación al bien común y a la construcción de la paz, como ciudadanos de pleno derecho que, rechazando todo extremismo, se esfuerzan por ser artífices de reconciliación y de concordia».
A su juicio, su presencia y el respeto de sus derechos, como el del resto de ciudadanos de otras religiones o minorías, «son garantía de un sano pluralismo y prueba de la vitalidad de los valores democráticos».
El Pontífice, que llegaba de rezar ante el Muro Occidental de Jerusalén, ha destacado que los Lugares Santos «no son museos o monumentos para turistas, sino lugares donde las comunidades de creyentes viven su fe»y, por ello, ha pedido que se salvaguarde siempre su sacralidad tutelando el pasado y a los visitantes. Además, ha exclamado lo «bello» que sería «que los peregrinos y los residentes puedan acudir libremente a los Lugares Santos y participar en las celebraciones».
Uno de los momentos más emocionantes del acto y en el que se ha visto al Papa sonreír, ha sido cuando un coro de 120 niños de entre 10 y 14 años, vestidos de blanco, han interpretado la canción Aleluya. Los niños eran musulmanes, judíos y cristianos de la Scottish School en Jaffa, de Ra'anana y de una escuela de Even Yehuda. Asimismo, al final del acto, una solista ha interpretado en español la canción Gracias a la vida.
En el evento también han participado ocho familias con hijos enfermos de cáncer a los que el Papa ha bendecido. Entre los pequeños, se encontraba María de 14 años, que padece un cáncer en los huesos; Yan y Joel, de 10 años, que luchan contra la leucemia; Bassem y Asad, de 13 y 16 años, que combaten un linfoma de Hodgkin; Ryan, de 8 años; Theo, de 12 años; y Joey, de 11 años.