(Secretum meum mihi/InfoCatólica) Según el informe de 2012 del Observatorio Contra la Intolerancia y la Discriminación Contra los Cristianos de Europa (OCIDE), citado por el Prefecto, sólo en Suecia hubo 285 delitos contra la religión, 250 contra cristianos.
Frente a estos actos de vandalismo, las instituciones políticas y sociales permanecen en silencio. Los actos y discursos antisemitas o islamófobos están justamente denunciados por los medios de comunicación y por los políticos, dijo, mientras que los símbolos cristianos son objeto de burla y sátira blasfema en el mundo de la cultura, los medios de comunicación, o incluso Internet de una manera pública, algo impensable cuando se trata de otros grupos sociales.
Mons. Gänswein citó el informe reciente de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) sobre los crímenes del odio en los que está claro que los cristianos son a menudo un objetivo. A pesar de este informe pocos de los Estados miembros del OSCE muestran los casos en contra de los cristianos dentro de sus fronteras mientras que a la discriminación contra otros grupos sociales se refieren regularmente. Frente a este silencio por parte de las instituciones gubernamentales, los actos de vandalismo, violencia o discriminación aumentan.
Por otra parte, las políticas son muy agresivas cuando se trata de temas relacionados con la bioética, la eutanasia, el aborto y la biotecnología. Los políticos, incluso los cristianos, no están muy interesados por este tipo de problemas, sobre todo, problemas del derecho natural, distorsionando con estas políticas los intereses de pequeños grupos.
En Europa, dijo monseñor Gänswein, se está difundiendo un laicismo radical que es cada vez más agresivo. Mientras que en Estados Unidos hay una separación sana entre Iglesia y Estado pero con un respeto mutuo, Europa ha desarrollado un laicismo militante que busca imponer a los cristianos el silencio y marginar a la religión y a la familia como fundamento de la sociedad, que es una de las preocupaciones fundamentales de la Iglesia.
Europa, recuerda Monseñor Gänswein, debe cambiar la forma de pensar y el concepto de tolerancia, ser más sensible y agradecida con las diferentes religiones, recordó. Un continente como Europa no puede sobrevivir si cortamos sus raíces cristianos, que son su alma, concluyó.
80% Francisco 20% Benedicto
Durante la entrevista pública concedida en la sala de conferencia, monseñor Georg Gänswein también habló de los dos Papas, con quienes tiene un trato diario. Digamos que mi papel principal es ser Prefecto de la Casa Pontificia a tiempo completo. Vivo con el Papa Benedicto, celebramos la Misa y rezamos el Rosario juntos a primera hora de la tarde, una tradición desde que era Pontífice. Además, dijo monseñor Gänswein, organizo su correo y las solicitudes de visitas que siguen siendo abundantes. Se podría decir que mi tiempo es de 80% Papa Francisco y 20% Papa Benedicto, ha subrayado.
Con el Papa Francisco cada semana es una sorpresa y tiene energía para 30 horas pero rechaza el culto a la personalidad. Su principal objetivo es ganar los corazones de la gente para Cristo y acercar a la gente a Cristo.
La misericordia sin la verdad no funciona
A la pregunta sobre lo qué significa para él la Misericordia, Monseñor Gänswein señaló que, esta palabra no es nueva ni existe de ahora, recordemos la hermosa encíclica de Juan Pablo II sobre la misericordia. Misericordia, ha explicado el prelado, no es la clave para todo.
La Misericordia sin la Verdad y la Verdad sin la Misericordia no funcionan. Si no vivo como persona conforme a la verdad, conforme a la verdad del Evangelio no puedo ser misericordioso. De hecho, explicó, no hay una misericordia cómoda porque tiene que ver con el corazón de nuestra fe. Es necesario, dijo, una complementariedad entre Misericordia y Verdad.
Y en referencia a su lema episcopal, Monseñor Gänswein recordó que su camino sacerdotal siempre se guió por la verdad y que si Cristo y el Evangelio no son la verdad, entonces lo que hago no tiene ningún fundamento. Así, con esta forma de pensar que, me ha guiado durante mi sacerdocio, quisiera que me guíe en mi camino como Obispo.
La visita de Monseñor Gänswein en Suiza es la primera desde que es Prefecto de la Casa Pontificia. Nacido cerca de la frontera con la ciudad de Basilea, monseñor Gänswein es muy cercano a Suiza donde ha recordado especialmente las peregrinaciones a Einsiedeln desde su pueblo, a dos horas en coche, en las que también podía ejercer el ministerio. Para mí, ha recordado, estos lugares de peregrinación son un ejemplo de fe viva.