(RPP/InfoCatólica) Mons. Sturla añadió que la regulación del cannabis es un tema que observa «con la preocupación de un educador que ha estado mucho con jóvenes».
No obstante, el arzobispo reconoció el «fracaso» de las políticas antidroga aplicadas hasta la fecha, y opinó que «algo distinto a lo que se está haciendo hay que hacer».
«Hace falta tener mayor claridad sobre cómo vencer este flagelo de la droga», sentenció.
El prelado explicó que los obispos uruguayos no consideran que la iniciativa de regulación de la marihuana propuesta por el gobierno sea «una solución al problema de la droga», pero insistió en que se encuentran «a la expectativa, como muchos uruguayos».
Su antecesor en el cargo, Mons. Nicolás Cotugno, ya afirmó en abril de 2011 que no se opondría a la despenalización del cultivo de marihuana si fuese «un medio para ayudar a vencer la drogadicción».
No se valora la vida
Por otro lado, Mons. Sturla señaló el aborto, la baja tasa de natalidad y la elevada cifra de suicidios en Uruguay como síntomas de que «la sociedad no valora tanto la vida».
Uruguay posee, junto con Cuba, la tasa más alta de suicidios de América Latina y, según datos oficiales, en el país se quitan la vida 16,6 personas por cada 100.000 habitantes, una proporción similar a la de las naciones escandinavas.