(HO/InfoCatólica) Una aberración demográfica fruto de la selección que perpetra la muerte en el seno materno contra los más débiles e indefensos.
El obispo Munilla fue desmontando uno a uno todos los falsos argumentos de los promuerte que sumen a la sociedad en el egoísmo y en el desprecio de la vida humana naciente que la conducen a su autodestrucción: «Si no respetamos la Vida no es posible la democracia».
El obispo de San Sebastián también se refirió a la labor de la Iglesia en el acompañamiento de la madre que se encuentra ante un embarazo imprevisto, y expresó que la solución nunca pasa por la muerte de su hijo, sino por prestarle todas las ayudas necesarias para que su hijo nazca y pueda disfrutar de él toda su vida o darle en adopción. Munilla, también se refirió a la labor de la Iglesia con madres que han abortado, en el ‘Proyecto Raquel’, y que muchos años después siguen sufriendo secuelas espirituales, psicológicas y físicas. Por eso expresó que el aborto «nunca es la solución», sino que supone agravar, y para toda su vida, lo que parecía un problema, porque «la mujer ya es madre desde la concepción y tendrá un hijo vivo o muerto».
«Hay una gran incoherencia en que seamos tan sensibles hacia la ecología animal y tan insensibles hacia el respecto a la vida humana», denunció además Munilla. Monseñor Munilla no dudó ni un momento en ser políticamente incorrecto porque «necesitamos ser sacudidos ante nuestras incoherencias». Así mismo recordó que la primera legislación ecologista la realizó Hitler en Alemania en noviembre de 1934, el mismo que acabó con millones de vidas humanas en los campos de concentración.
Monseñor Munilla también se refierió a la gran necesidad del arrepentimiento individual de los terroristas para acabar con la violencia de ETA y para llegar a «una paz de calidad».