(Aica) «He recibido -dijo- una información del Instituto de Bioética de la Universidad Católica Argentina sobre un asunto que quiero compartir con ustedes. Lo voy a leer para ser bien exacto. Dice:
«Hemos notado un fuerte crecimiento y difusión en el uso de la llamada píldora del día después entre los adolescentes de todo el país. No se trata de un fenómeno restringido sólo a las grandes ciudades sino que la industria farmacéutica llega con todo su potencial allí donde existe una farmacia. Además, en varias provincias, se ofrece gratuitamente en los centros de asesoramiento y gabinetes de salud reproductiva».
«Durante el período 2010-2011 el Ministerio de Salud de la Nación destinó un presupuesto de 667.000 pesos para repartir en todos los centros de salud de país 759.000 tratamientos. El consumo de la píldora del día después aumentó por encima del universo de crecimiento del consumo de fármacos, lo cual indica un fuerte incremento. En 2004 se vendieron, en la Argentina, 319.000 unidades y sólo se podían conseguir dos marcas mientras que en 2011 se vendieron 1.410.000 unidades y se pueden encontrar 12 tipos diferentes».
«Hasta aquí -comentó monseñor Aguer- parte del informe. ¿Qué les parece? ¿Qué significa esto? Fundamentalmente significa que ha avanzado la precocidad de los adolescentes en el acceso a la experiencia sexual».
«Es verdad -afirmó el arzobispo- que vivimos en un mundo pansexualizado, pero esto debería preocuparnos, llamarnos la atención que el ejercicio de la sexualidad de los chicos se da «como si nada», con toda espontaneidad, como quien come o cumple con otras necesidades físicas. En esta moda se evapora completamente la problemática moral, espiritual, personal; cuando el compromiso sexual, aunque sea fugaz, está llamado a ser algo que abarca a la persona entera, compromete al yo personal, no solamente una zona o una parte de ella misma».
Responsabilidad de las autoridades
El prelado aseguró que «la cultura pansexualizada que se impone es muchas veces promovida por las autoridades. La solución que han encontrado, en todo caso, para tratar de evitar el embarazo adolescente es repartir píldoras del día después. Esto implica culturalmente, socialmente, decirles: «chicos: adelante, no hay problemas, no hay barreras, no hay fronteras, solo cuídense».
Luego, a propósito de la responsabilidad oficial manifestó que le «parece muy grave» que exista «un sitio Web del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en el que se recomiendan 17 métodos anticonceptivos. El sitio se llama «Chau Tabú». ¿Qué es lo tabú? tabú es el sexo para ellos. Quiere decir que toda consideración anterior ocultaba la realidad y hacía del sexo algo intocable, prohibido y yo no niego que en algún momento, a lo mejor, el enfoque de la problemática sexual haya tenido un corte demasiado puritano, o lo que fuere, pero eso no es lo propio de la moral cristiana. La moral cristiana en este punto es muy clara y no podemos macanear».
Sexto Mandamiento
«Quiero decir que el ejercicio de la sexualidad tiene que ver con el amor estable en el matrimonio y con la comunicación de la vida. Entonces los jóvenes tienen que prepararse para eso. Esa es la cuestión. Ese es un punto clave de la moral cristiana cuando se habla del sexo: se trata del 6° Mandamiento. ¿Ustedes recuerdan la formulación del 6° Mandamiento? Dice: «No fornicar», pero esa palabra parece que no existe más. No se habla de ella».
Añadió que con ese sitio Web oficial que se llama «Chau Tabú» se «quiere decir saquémonos de encima toda esta problemática moral pues todo eso no importa; lo que importa es que los chicos estén bien informados. Allí, en realidad, están mal informados, están deformados, están desorientados porque por otra parte se presentan distintas formas de experiencia sexual como si todas valieran lo mismo, incluso aquellas que son contra la naturaleza. ¿Qué les parece?».
Por último comentó que no era su intención dar «una lección de moralismo» pero esto «tiene mucho que ver con lo que pasa luego en la sociedad y tiene mucho que ver con lo que llamamos vulgarmente, la crisis de la familia. ¿Qué preparación para la familia puede haber en chicos que empiezan tempranamente y de esta manera?»