(VI/InfoCatólica) A las 9 de la mañana todos escucharon la meditación final de Angelo De Donatis, el párroco romano que predicó los Ejercicios.
Al agradecerle por sus meditaciones, el Pontífice definió con su sentido del humor característico a sí mismo y a los 82 participantes (cardenales y obispos) como «sindicato de creyentes».
«Quisiera agradecerle a nombre mío y de todos -dijo Francisco a De Donatis-, por su ayuda en estos días, su compañía, su escucha … Ahora regresamos a casa con una semilla buena: la semilla de la Palabra de Dios. Esa es una buena semilla. El Señor mandará la lluvia y aquella semilla crecerá. Crecerá y dará fruto. Agradecemos al Señor por la semilla y por la lluvia que nos mandará, pero debemos también agradecer al sembrador. Porque él ha sido el sembrador, y sabe hacerlo, ¡sabe hacerlo! Porque él, echa por aquí, echa por allá como sin darse cuenta (o haciendo como que no se da cuenta) pero da en el blanco, va al centro, da en el blanco. Gracias por esto. Y le pido que continúe orando por este «sindicato de creyentes»; todos somos pecadores, pero todos tenemos la ganas de seguir a Jesús más de cerca, sin perder la esperanza en las promesas, y también sin perder el sentido del humor, y a veces saludarlos de lejos. Gracias, padre».