(Atlántico/InfoCatólica) Mons. Sánchez Monge concedió la siguiente entrevista a la periodista Ana Baena:
- ¿Qué mantiene el carácter inmaterial del Camino a lo largo de los siglos?
La dimensión religiosa y espiritual está muy patente en la Edad Media. Hoy es algo que permanece más oculto, pero lo realmente importante del peregrinaje a Santiago sigue siendo el camino interior, en el que desprenderse de lo superfluo, porque de lo contrario la maleta pesaría mucho. Al llegar al final hay que plantearse cambiar de vida.
Sin embargo, ese sentimiento llega a los no cristianos y a otras culturas que también se suman a la ruta.
Hay muchas motivaciones para hacer el Camino. Si nos basamos en el informe que emitió en agosto la Oficina de Acogida del Peregrino en Santiago, al 60% de los que recogen la Compostelana le movieron razones religiosas. Se puede hacer sin ellas, pero carecería de un sentido completo.
- ¿Qué diferencia a Santiago de otras ciudades de peregrinación?
Es un peregrinaje a la tumba de uno de los apóstoles, que son los defensores de nuestra fe. Fueron testigos de lo hizo Jesús y también tuvieron que hacer su propio camino. Al principio no entendían, hasta que les ayudaron a comprender.
- ¿Y qué hay de su faceta más mundada?
La dimensión espiritual no anula su parte humana. La hospitalidad no es solo ofrecer un plato de sopa caliente al peregrino. Se puede vivir el espíritu del Camino incentivando el lado más humano y ofreciendo una buena acogida.
- Esta conferencia se dirigía principalmente a los sacerdotes. ¿Cuál es el papel que juega la Iglesia en la difusión de la ruta jacobea?
Nos corresponde guiar al peregrino para que viva en su totalidad el Camino, pero también debemos vigilar que no se pierda su carácter último con otras justificaciones como culturales o de ocio. Hay que incidir en que el significado del Camino va más allá que hacer senderismo.