(Agencias/InfoCatólica) El papa Francisco rogó a Dios para que conceda la paz en los lugares del planeta azotados por la violencia como Siria, Irak, la República Centroafricana y Tierra Santa, entre otros.
Ante una plaza de San Pedro a la que acudieron miles de personas, el papa comenzó citando el conflicto en Siria «que ha destrozado tantas vidas» y ha generado «odios y venganzas».
«Sigamos rezando al Señor para que el amado pueblo sirio se vea libre de más sufrimientos y las partes en conflicto pongan fin a la violencia y garanticen el acceso a la ayuda humanitaria», dijo el Pontífice.
El Papa también recordó la República Centroafricana, «a menudo olvidada por los hombres» y pidió al Señor que «reine la paz también en aquella tierra, atormentada por una espiral de violencia y de miseria, donde muchas personas carecen de techo, agua y alimento, sin lo mínimo indispensable para vivir.
«Que se afiance la concordia en Sudán del Sur -rogó- donde las tensiones actuales ya han provocado víctimas y amenazan la pacífica convivencia de este joven Estado».
El Papa suplicó al Señor para que se «convierta el corazón de los violentos, allá donde se encuentren, para que depongan las armas y emprendan el camino del diálogo. Vela por Nigeria, lacerada por continuas violencias que no respetan ni a los inocentes e indefensos».
También hizo un llamamiento para que llegue la paz a Tierra Santa, donde se espera viajará el próximo año. «Bendice la tierra que elegiste para venir al mundo y haz que lleguen a feliz término las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos», añadió.
No olvidó a Irak y pidió para que «sanen las llagas de la querida tierra azotada todavía por frecuentes atentados».
Protege a los cristianos perseguidos
«Protege a cuantos sufren persecución a causa de tu nombre. Alienta y conforta a los desplazados y refugiados, especialmente en el Cuerno de África y en el este de la República Democrática del Congo», fue otra las súplicas del pontífice.
El Papa que eligió la isla de Lampedusa como su primer viaje en Italia pidió a Dios «que los emigrantes, que buscan una vida digna, encuentren acogida y ayuda».
«Que no asistamos de nuevo a tragedias como las que hemos visto este año, con los numerosos muertos en Lampedusa», agregó.
El Papa también rezó para que «el Niño de Belén toque el corazón de cuantos están involucrados en la trata de seres humanos, para que se den cuenta de la gravedad de este delito contra la humanidad».
Tuvo un pensamiento también por «los niños secuestrados, heridos y asesinados en los conflictos armados, y sobre los que se ven obligados a convertirse en soldados, robándoles su infancia».
Y en esta plegaria de Navidad, se quejó de cómo «la codicia y el egoísmo de los hombres explota indiscriminadamente» el planeta y pidió «protección» para aquellos que han sufrido desastres naturales, como el pueblo filipino azotado por el tifón.