(La Vanguardia/InfoCatólica) Se llamará Llum de l’Anyell e incluirá una zona residencial privada para las monjas (534 m2), una capilla abierta al barrio (136 m2) y un espacio polivalente para recibir a amigos y visitantes (197 m2). Sumará casi 900 m2 de superficie útil, distribuidos en una planta baja, un primer piso y una pequeña buhardilla, por lo que la altura final será acorde con las casas bajas de su alrededor.
Todo ello se desprende del Plan Especial de Mejora Urbana (PEUMU), que ha redactado el arquitecto barcelonés Luis Felipe Infiesta y que el periódico local Poblenou.org ha hecho público este diciembre. El documento recibió este miércoles la aprobación no vinculante del plenario de Sant Martí, con los votos a favor de CiU y PP, en contra del PSC y la abstención de ICV y ERC.
Aunque todavía está pendiente de más trámites administrativos –falta la aprobación de Hábitat Urbà y la licencia de obras–, el proyecto tira adelante con fluidez. El acuerdo entre la congregación y el Arzobispado establece la cesión del uso del terreno durante 90 años, pero a cambio pide que la construcción del nuevo edificio se realice antes de dos años y su financiación corra a cargo de las hermanas.
La Comunidad del Cordero, fundada en 1983, es una rama de la orden dominica, centrada en la plegaria, la vida espiritual y especialmente la atención a jóvenes y pobres. Tienen presencia en Barcelona desde hace 25 años, con un grupo de Hermanitas en la iglesia de Sant Jaume (calle Ferran 28) y un grupo de Hermanitos en la basílica de La Mercè (calle Mercè 5).
«Poco a poco vamos informando a nuestros futuros vecinos, pero no queremos darle publicidad masiva al proyecto porque es muy pronto y el ayuntamiento todavía nos puede decir que no», responden con prudencia dos portavoces de las Hermanitas del Cordero. Sus celdas, explican, se organizarán alrededor de un claustro «muy sencillo» y alejado de la riqueza ornamental de los medievales. Les ilusiona bastir «un lugar de luz y de paz en medio de la ciudad», que con su simplicidad arquitectónica «refleje la humildad de Jesucristo». No será un monasterio de clausura, así que las hermanas –que visten hábitos azules– entrarán y saldrán a diario para relacionarse con el entorno y hacer sus gestiones cotidianas.
Tampoco costará un dineral, avisan: «Realizamos nosotras mismas el trabajo no cualificado, como carpintería, pintura o limpieza, por lo que según nuestra experiencia en otros monasterios que hemos construido, el coste final suele ser muchísimo más barato que la media de la ciudad». También contarán con la ayuda de trabajadores voluntarios y donativos en especie, por ejemplo de material de construcción. «Vivimos exclusivamente de donativos, no recibimos ninguna subvención pública, ni del arzobispado», subrayan. Por ello ya han abierto una cuenta bancaria y un proyecto en Teaming para que particulares y empresas puedan hacer aportaciones a partir de un euro al mes. En su web muestran un marcador con los fondos aproximados que les quedan por reunir. A 3 de diciembre les faltaban 151.797,47 euros.
Recogida de firmas en contra
Un grupo de vecinos, a los que ha dado su apoyo la CUP de Sant Martí, ha recogido un millar de firmas para pedir que el terreno pase a titularidad pública –vía expropiación o permuta– y se convierta en un equipamiento de barrio, como un casal de jóvenes. Se apoyan en que el Ayuntamiento de Barcelona proyectó en 1952 la construcción de un «edificio público» indeterminado en este solar, entonces propiedad de una particular y ocupado por viviendas. Sin embargo, el Arzobispado solicitó construir allí la parroquia hoy pendiente de derribo, compró los terrenos en 1956 y el consistorio dio su aprobación definitiva, enterrando su propuesta pública inicial.
«Sí, tenía que ser un edificio público, pero los terrenos nunca llegaron a ser públicos y están calificados como equipamiento privado de culto», recuerda Manel Andreu, que ve inviables el consenso político y los fondos que requerirían una expropiación o una permuta. Lamenta que la campaña «desprenda una cierta actitud anticlerical», porque «precisamente esta parroquia y la de Santa Maria del Taulat siempre han sido muy abiertas y han ayudado mucho al barrio, por ejemplo ahora con los inmigrantes desalojados».
Fuentes del Arzobispado defienden que el proyecto es legal y legítimo, porque adquirió los terrenos «a precio de mercado y directamente de una particular, por lo que no se trató de ninguna cesión ni donación». «Con el paso del tiempo el edificio se ha ido degradando y teníamos que hallar una solución, puesto que la rehabilitación costaría más de 700.000 euros», añaden. Aseguran que la cesión de la finca a las Hermanitas del Cordero se ha hecho «de acuerdo con la comunidad cristiana» de las dos parroquias del barrio.
A consecuencia del mal estado del templo, una parte de los servicios que prestaba se derivaron a la iglesia de Santa Maria del Taulat –también en el Poblenou– y otra parte la han asumido dos parroquias nuevas, la del Patriarca Abraham (Vila Olímpica) y la de Sant Francesc de Pàola (Diagonal Mar). «Además el Arzobispado alquilará un local para acoger actividades parroquiales, de Càritas y del esplai», agregan fuentes de la institución. Consideran, además, que el monasterio «mejorará la atención y el servicio al barrio, con mayor presencia entre los más pobres y especialmente los jóvenes, Eucaristías y plegarias».