(Agencias/InfoCatólica) Sir Paul criticó las obsesiones de los padres con sus propios «derechos» en lugar de preocuparse por la responsabilidad de hacer lo mejor para sus hijos. Las afirmaciones del magistrado, que lleva desde el año 2000 en ese alto tribunal y que tiene previsto retirarse de la carrera judicial el próximo año, se produjeron tras la publicación de un estudio de la Fundación del Matrimonio que concluía que los niños cuyos padres no están casados tienen el doble de posibilidades de que sus progenitores terminen separándose.
La Oficina Nacional de Estadísticas informó a principios de este año que la proporción de niños nacidos de padres no casados en Inglaterra y Gales alcanzó un récord del 47,5% el año pasado, cuando en el 1998 el índice era del 25%. Si esta tendencia continúa, se estima que más de la mitad de los niños nacerán fuera del matrimonio en 2016.
Esto significa que alrededor de 346.595 niños nacieron fuera del matrimonio o las uniones civiles en Reino Unido. El censo de 2011 reveló que el número de personas casadas en Inglaterra y Gales había bajado de un poco más de la mitad de la población hace una década a un 45%. Esta es la primera vez desde el primer censo en 1801 que las parejas casadas son una minoría.
«Alto nivel de ignorancia»
Sir Paul , que está sentado en el Tribunal Superior de Justicia como el Sr. Coleridge, dijo que había un «alto nivel de ignorancia» de la clase política sobre los beneficios del matrimonio. Elogió a Iain de Duncan Smith, Secretario de Trabajo y Pensiones, que ha presionado por conseguir bajadas de impuestos para las parejas casadas, como una de las pocas figuras que está dispuesta a defender las virtudes del matrimonio. Sir Paul dijo recientemente que su decisión de dimitir el próximo año ha sido en parte impulsada por la falta de apoyo dentro del poder judicial en sus opiniones.
Dijo que no cree que los políticos y otras figuras de autoridad tengan «miedo» a hablar a favor del matrimonio, sino que muchos de ellos opinan que el matrimonio y la convivencia son equivalentes.
«Existe esta idea de que no hay ninguna diferencia entre convivir y casarse, respecto a lo que dijo que no la hay, excepto a que uno tiende a durar y el otro tiende a no durar», dijo. «Cuando usted está pensando en lo que es mejor para sus hijos, la estabilidad es la clave del tema. La realidad de la familia es muy simple: si su relación es lo suficientemente estable como para hacer frente a los rigores de la crianza de los niños, entonces debería considerar seriamente la posibilidad del matrimonio en su relación».
«En los tribunales se habla acerca de los derechos y usted no tiene ningún derecho respecto a los niños... Lo que tiene son las responsabilidades y deberes de hacer lo mejor que pueda por ellos».
Y dejó claro que no estaba diciéndole a la gente que no debe tener hijos a menos que estuvieran dispuestos a casarse, sino que no debían tenerlos hasta no estar seguros de una estabilidad y equilibrio, como para poder hacer frente a posibles tensiones en la relación.