(InfoVaticana) Entrevista de InfoVaticana a Mons. Agustín Cortés, obispo de Sant Feliu de Llobregat (Cataluña, España)
Lo primero de todo, ¿cómo está de salud? ¿Se recupera del dichoso mieloma?
Me encuentro bien. El mieloma me lo diagnosticaron en Abril y estoy esperando a que me den el tratamiento definitivo, que espero no tardará mucho.
¿Podría contarnos cómo surgió su vocación al sacerdocio?
Fue un proceso bastante normal de búsqueda adolescente. Estaba haciendo los estudios con los marianistas en Valencia y cada año teníamos nuestras convivencias y a dos años de acabar mis estudios me hice las preguntas sobre mi futuro. En ese contexto de oración me pareció que debía devolver al Señor lo que del Señor había recibido. Se materializó en un momento de oración solitaria, intensa fuera del colegio, en una iglesia en Valencia y ahí decidí darle al Señor mi pobreza, mis limitaciones y lo que el Señor me pudiera regalar en la vida. Nada más terminar el colegio entré en el seminario.
¿Cómo es el día a día de un Obispo en Sant Feliu? ¿Cómo vivió la experiencia de empezar una diócesis nueva?
Por un lado no tienes un pasado que te condicione y por otro tienes la posibilidad de contar con la fe de la diócesis de Barcelona, es como una especie de oportunidad para ir intentando crear un sentido de comunidad y una referencia de Iglesia «ex novo», en el sentido de que las personas, los fieles, debían poco a poco tener un referente de comunión y apostólico nuevo. Esto constituía todo un reto y nos unimos para ir adelante y así nos hemos ido organizando.
El día a día como obispo gracias a Dios es variado. No tengo tiempo para aburrirme y la cantidad de actividades hace posible que cada día tengas que pedir al Señor que ante todo seas fiel a lo que venga. El trato con la gente es fundamental, normalmente despacho por la mañana y la tarde se dedica a continuar visitas o asistir a reuniones de patronatos o instituciones y actividades pastorales. Cuando hay Visita Pastoral todo está más bloqueado por la visita y uno se tiene que concentrar en la parroquia o el lugar correspondiente. Lo único fijo del día tipo es la oración y la Eucaristía por la mañana y el rezo de Vísperas y Completas.
Trato con los seminaristas
¿Con qué frecuencia habla un obispo con cada uno de sus 7 seminaristas personalmente?
Como ritmo habitual tenemos al menos 4 o 5 encuentros al año. Además hago visitas frecuentes al seminario de Barcelona, donde están nuestros seminaristas, porque nosotros no tenemos seminario propio. Además hablo con ellos en ocasiones señaladas como comienzo de curso, admisión a órdenes o ministerios, etc.
Muchos problemas en los sacerdotes proceden de una admisión inoportuna en el seminario. ¿Qué controles tienen en la diócesis para evitar accesos inoportunos al seminario?
El proceso que sigue alguien para entrar en el seminario es ya en sí un discernimiento. Normalmente un seminarista es detectado y presentado por un sacerdote, pasa por las conversaciones con el delegado de vocaciones de la diócesis. Además hablará en más de una ocasión con el rector del seminario, que deja pasar un tiempo hasta que en el discernimiento los formadores lo aceptan para dar el primer paso.
Después, y ya en el seminario, hay un año de introductorio durante el cual se realiza un discernimiento con los sacerdotes y el candidato manifiesta cómo es y se expresa y discierne él mismo si éste es su camino. A partir de ahí vienen los cursos del seminario coincidentes casi siempre con el ritmo de estudio de la facultad. Dentro de ese ciclo formativo hay momentos más intensos de discernimiento vocacional, con motivo de los distintos pasos que se van dando. Todo el proceso es, en definitiva, un discernimiento vocacional.
¿Y cómo trata de fomentar en los sacerdotes una mayor sed de almas?
Hay que detectar, con realismo, un cierto cansancio en muchos sacerdotes, bien por su historia personal y su experiencia o bien por su edad; están sirviendo, pero sin el interés y el celo pastoral que vivieron en su edad más potente desde el punto de vista psicológico. Sin embargo gracias a Dios hay que admirar, y yo admiro mucho, a los sacerdotes que con más de 65 años en muchos casos mantienen un tono pastoral envidiable. De eso tenemos bastantes ejemplos en la diócesis.
¿Usted, por ejemplo?
No sé si mantengo mi celo pastoral pero le pido al Señor que no desaparezca en absoluto. Yo tengo compañeros de colegio y universidad que están jubilados, pero yo a mí no me veo jubilado de ninguna manera, sino que estaré al pie del cañón hasta que el Señor me lo pida.
¿A qué santos tiene especial devoción y por qué?
Yo suelo decir que soy agustino de nombre y de devoción. Mentalmente y espiritualmente. A mí san Agustín me ha conformado intelectualmente y espiritualmente, sea porque he tenido que estudiarlo en profundidad o sea porque su figura como cristiano y como obispo es absolutamente testimonial y muy iluminadora. Si tuviera que elegir entre alguno de los santos sin duda elegiría a San Agustín.
Divorciados
Resulta alarmante el aumento de divorciados entre los fieles, de hecho el Papa ha convocado un sínodo extraordinario para tratar la pastoral familiar. ¿Cuáles cree que deberían ser los pasos a dar en ese sentido?
Es un problema que se sufre y que sufrimos. Benedicto XVI lo manifestó al inicio de su pontificado y fue una preocupación para él. El Papa Francisco lo ha dicho ahora con motivo del próximo sínodo sobre la familia. Los pasos a dar van en la línea de analizar la validez del sacramento originario. Habría que profundizar sobre el principio fundamental de cuándo la gracia del sacramento se puede asegurar totalmente. Sin lugar a dudas se ha de mantener lo que dice San Mateo en el capítulo 19 de su Evangelio, que la realidad que Dios ha unido no puede separarla el hombre. Quizá se pueda profundizar en los defectos de origen, que no han de detectarse necesariamente al comienzo de la vida matrimonial sino que pueden sobrevenir mucho más adelante. Además la preparación previa al matrimonio es una asignatura pendiente en toda la Iglesia.
«Cada uno tiene su propia idea del Bien y del Mal y debe elegir seguir el Bien y combatir el Mal como él lo concibe. Bastaría eso para cambiar el mundo». ¿Está de acuerdo con estas palabras del Papa Francisco sobre el bien?
Lo tendría que explicar bastante más y supongo que el Papa también lo explicaría. Ciertamente la conciencia errónea existe, desgraciadamente, y existe también lo que se llamaba antes alienación, en el sentido de que una persona puede estar muy tranquila pero puede tener su mente y sus planteamientos ideológicos y hasta su conciencia enferma o afectada por mil presiones o ideologías y prejuicios, de manera que el ser humano, aunque naturalmente puede alcanzar a Dios y con Él la belleza y el bien, no puede definirlo y no es clarividente y está inclinado al error. Esto es experiencia y es un principio dogmático.
Ahora bien, es verdad lo que dice el Papa si se explica de esta forma, en el sentido que dentro de nuestra conciencia hay siempre un rastro de luz, una chispa de la verdad, y si uno consigue ser fiel a esa chispa el Señor lo tendrá en cuenta y el mundo mejorará. Pero esta frase necesita una explicación.
13 TV
A algunos les escandalizan las operaciones financieras que realiza la Iglesia en el mercado, en concreto por ejemplo la inversión de 30 Millones de € en 13tv ¿hasta qué punto es moral que la Iglesia maneje esas cantidades de dinero?
Bien puede manejarlas según el destino que les dé, ya lo decía Juan Pablo II y después Benedicto XVI: El problema no es tener o no tener dinero sino destinarlo a causas verdaderamente evangélicas.
En el caso de la decisión de la CEE, y que eso desemboque en apoyar a un medio de comunicación, esto se ha hecho siempre en la CEE y en todas las diócesis desde que tienen posibilidades económicas. Que eso en algunas ocasiones se traduzca en que ese medio no sea fiel absolutamente a su ideario y a sus planteamientos originales, eso puede darse.
Precisamente la Conferencia Episcopal Tarraconense ha hecho público en los últimos días un manifiesto contra 13 TV, ¿Proponen su cierre o solamente un replanteamiento?
Yo no estuve en esa reunión porque estaba precisamente en el hospital pero según me han contado no se planteó el cierre sino que lo que se pidió es que 13tv sea fiel a los principios humanistas y cristianos que deben regir un medio de cuya titularidad participa la Iglesia en más del cincuenta por cien, es decir, que la Iglesia es responsable de lo que se dice ahí.
Eso no quiere decir que todo lo que un invitado o un locutor diga en una tertulia sea canonizable, pero sí se debe corregir lo que a nuestro entender no es legítimo desde el punto de vista de un medio que se inspira en los principios cristianos.
En mi opinión habría que replantearse, no sé si la programación, pero sí las personas, aunque no veo el canal 13 nunca, o quizá frases o expresiones que pueden determinar la orientación editorial.
Uno puede disentir, con todo el respeto, de determinados planteamientos. El problema fundamental de los medios generalistas es que tienen que entrar en el mercado de la noticia y tienen que identificarse con algún sector ideológico. Eso es un riesgo, pero no quiere decir que no nos tengamos que comprometer en este mismo mundo donde se juega la opinión pública y tiene que haber una voz de la Iglesia. Pero que sea evangélica y si no nada, claro.
Carrerismo eclesial
¿Qué opina de las palabras del Papa Francisco en las que critica el «carrerismo» en la Iglesia, el querer utilizar una diócesis pequeña para acceder a otra más grande? ¿Cree que eso se da en nuestro país?
El carrerismo es totalmente antievangélico, basta con leer el capítulo X de san Marcos, que es lo que te diría Jesucristo inmediatamente. Decir que eso se ve en nuestra Iglesia me parece un poco fuerte. Yo conozco los eclesiásticos que conozco y no he detectado nunca ese carrerismo.Uno puede desear un espacio donde desarrollar sus ilusiones pastorales mejor que otro, pero de ahí a maquinar para conseguirlo, que sería el carrerismo, y sobre todo hacerlo por dignidad o por importancia, yo no lo he visto. Yo no me atrevería a decir que se vea ese carrerismo en España, no veo que haya obispos que lo busquen, que procuren o que manejen las relaciones con el fin de conseguir medrar en la Iglesia. Sí que es verdad que hay obispos que quisieran tener diócesis donde se pudieran desarrollar más iniciativas pastorales, porque tienen más medios o porque no tienen un problema que ellos sufren… Esto es bastante humano, pero, aun así, considero que no debe darse porque uno tiene que aceptar la realidad como le viene, porque estar ahí es providencia de Dios y ahí ha de trabajar.
¿La insistencia de Francisco en la austeridad y en que los obispos no sean «príncipes» le ha hecho recapacitar? ¿Le ha movido a prescindir de cosas de su vida o a cambiar?
Lo he predicado y lo he intentado vivir y comunicar. Nosotros hemos tenido que hacer un edificio de la Iglesia, una curia, y el criterio fundamental, reuniéndome con los arquitectos, ha sido precisamente la austeridad.
Así y todo a veces uno piensa que dispone de cuatro paredes y un techo y mucha gente no los tiene, y eso nos hace sufrir. Lo que intentamos es que lo que tenemos esté abierto y sea vivido como referencia de una comunidad eclesial, de forma que nada que tengamos esté solo y gratuitamente por puro honor, sino que sea todo para la comunidad cristiana. Así creo que ha de ser la austeridad en la Iglesia, vivir con lo único necesario y que aquello tenga un destino evangélico o eclesial.
¿Cuál cree que es el mayor logro del diablo en la sociedad actual?
Lo característico del diablo es engañar o disfrazarse, ¿Qué quiere decir eso? Que disfrazarse vestido de religiosidad, de devoción, de grandes obras y de compromiso es bastante fácil. Y esto ha ocurrido y puede ocurrir entre los cristianos y dentro de la Iglesia, pero cuando se pone a prueba ese disfraz o el grupo o la institución o las personas viven la dificultad, en la efectividad o en los frutos mismos, ese disfraz cae y se destapa que ahí no hay verdad.
Creo que es el sistema más típico del demonio. El humo del que hablaba Pablo VI que había entrado en la Iglesia era un humo que obnubilaba la verdad y la autenticidad y que engañaba:una palabra bien sonante o una postura políticamente correcta o eclesialmente brillante, pero que de hecho ni producía frutos ni había avance evangélico ni realidad profundamente espiritual.
Católicos y política
Sin duda también lo son las numerosas leyes inicuas que se aprueban en España ¿Puede un católico votar a un partido que no defienda explícitamente los Principios no negociables definidos por Benedicto XVI?
Tendríamos que repasar la lista de estos principios. Ciertamente se planteó mucho en la democracia, por ejemplo al votarse la Constitución que hoy defendemos. El hecho de que la Constitución no cerrara las puertas a la legalización del divorcio o del aborto ponía en dudas la legitimación moral de la constitución, ya no entre políticos sino entre el pueblo. Entonces se estudió este tema desde el punto de vista de la moral tradicional y siempre se encontraba esta verdad: «la integridad de la doctrina social de la Iglesia no se puede encontrar en este mundo ni en ningún proyecto político».
Ahora bien, sí que hay unos mínimos irrenunciables que afectan a la dignidad de la persona humana o a la justicia, como la subsidiariedad o el destino universal de los bienes, etcétera. Esos principios son irrenunciables, pero la plasmación de esos principios en la legislación concreta es más complicada. El cristiano siempre en una votación tiene que elegir el camino más evangélico dentro del panorama que tiene delante, entonces no puede colaborar con lo que vaya directamente contra estos principios, pero tiene que mantener un margen posibilista en este sentido, un margen del que sea menos malo dentro de las opciones que tiene. Por eso uno tiene que calibrar aquello que es renunciable y aquello que no lo es. Esto es lo que siempre ha funcionado en la Iglesia y en los políticos llamados cristianos. De todo el panorama político actual no hay partido que diga al aborto absolutamente no.
¿Y hasta qué punto es moral apoyar a un partido que permite el aborto?
Pues en este caso, si el político concreto no participa directamente en un aborto, no actúa directamente, como colaborador necesario, en un acto abortivo, no se le puede decir que esté pecando mortalmente porque haya sido un número dentro de su partido. Él no es responsable directo de un aborto que se pueda cometer mañana en tal sitio.
Estar metido en política supone siempre un riesgo y uno tiene que hilar muy fino, y hay que decirle que luche dentro del partido para que se recupere el respeto a la vida desde la concepción.
¿Dónde van los niños cuando son abortados?
El dónde en la pregunta supone que hay espacios. Lo más elemental del evangelio es decir que están en manos de Dios y Dios sabrá qué destino y qué lugar, por decirlo así, ocupan.
Nosotros sabemos que toda vida humana es digna y amada por Dios, lo dice el libro de la Sabiduría, y no hay otro pensamiento que valga más que este.
¿Cómo valora la ley del aborto que ha anunciado el gobierno?
Ha supuesto una pequeña mejora pero como todo el mundo sabe la Iglesia no está de acuerdo con ninguna forma de aborto. Todo aborto va contra el mismo hombre, no solamente contra unos principios religiosos sino humanos. La ley que proponen ha supuesto una mejora porque ha recortado los supuestos en que se permite, pero ciertamente se permite.
¿Qué legislación sobre convivencias homosexuales cree que podríamos admitir los católicos?
La legislación de que sean personas respetadas y respetables. Podemos aceptar una realidad de hecho, de convivencia, respetada, y que además les podría reconocer todas las reivindicaciones de derechos que hacían con la ley de matrimonios. Por ahí iría esa legislación que podríamos aceptar, pero por supuesto ni denominarse ni considerarse como matrimonio. Estoy hablando de homosexuales no cristianos, claro.
¿Cree que la unidad de España es un bien moral? La CEE así lo ha definido pero parece que no hay unanimidad entre los obispos en esta cuestión…
Tendríamos que explicar que toda unidad es un bien moral. Pero también que el reconocimiento de identidades de partes de España, identidades culturales, históricas y políticas, que no rompiera la unidad, es también un bien moral, siempre que se procure la unidad y la solidaridad interna.
El hecho de que España cambie su manera de estructurarse no es en sí negativo desde el punto de vista moral, sino que lo importante es que ninguna región prevalezca sobre otra ni se aproveche de otra ni que haya conflictos y competencias entre unos y otros. Eso para nosotros sería un bien moral absoluto.
Después está la cuestión de la fidelidad a la historia. No somos historiadores, pero defendemos como bien moral la honradez de la investigación, la honradez de los datos, la historia tal como ha sido y la ausencia de prejuicios para valorar lo que ha sido esta historia, con toda objetividad.
¿Hay algún movimiento, institución u orden religiosa de la Iglesia que le guste especialmente?
No sabría decirte, de joven fui Boy Scout y he tenido siempre la inclinación a disfrutar de la educación al aire libre pero no tengo ninguna preferencia ni he participado de ningún movimiento. Cuando me invitan a alguno me reconozco que hay realidades del Espíritu maravillosas, cada una con su estilo. Pero nunca me he sentido llamado a participar de ninguna.
¿Qué es lo mejor de ser sacerdote? ¿Qué les diría a los jóvenes para animarles a entregar su vida a Dios en el sacerdocio?
Podría estimularles a ser felices, porque el camino sacerdotal, con todas sus exigencias, y en sus mismas exigencias, es una fuente de felicidad. Lo que ocurre es que el sacerdocio si no se vive plenamente se convierte en una parodia y en una fuente de sufrimiento.
Yo le diría a cualquier joven que su vocación fundamental de servir a Dios y de amar a la gente y a sus hermanos puede tener una de sus plasmaciones más plenas en dar la vida dentro del ministerio sacerdotal.
Lo específico del sacerdote es seguir como apóstol a un Jesucristo que le eligió como discípulo y le ganó el corazón, para ser presencia viva suya en medio de las personas. Esto es lo que a mí más me convenció.
¿Qué opina de las voces que piden que la Iglesia pague el IBI?
A mí me parece que, si piden que la Iglesia pague el IBI, todas las instituciones sociales sin ánimo de lucro tendrían también que pagarlo, lo cual no me parece bien.
Otra cosa es que piensen que la Iglesia esté beneficiándose lucrativamente del servicio que hace: yo no conozco a nadie que use la Iglesia para erigirse en una fuente de poder y de riqueza.
Creo que la Iglesia realiza un servicio insustituible en la sociedad. La religión por sí misma es un bien para la sociedad. Con lo cual pagar el IBI me parecería injusto.
¿Cómo ve la Iglesia en España? ¿Estamos en un buen momento histórico?
Estamos en un momento importante, pero quizá podríamos desear un liderazgo más claro en personas y en realidades, incluso dentro de la Iglesia, a fin de que tuviéramos más ímpetu, más celo apostólico, más entusiasmo.
Yo entiendo que la Iglesia en el contexto de la democracia desde los años 70 y con la modernidad, ha hecho unos esfuerzos impresionantes. En muchos aspectos se ha agotado en este esfuerzo. En todo caso siempre ha permanecido un poso evangélico valioso, en el silencio, en la humildad del día a día. Y la iglesia de España está muy purificada por el esfuerzo que ha hecho por ser fiel al Evangelio y a la renovación que proponía el Vaticano II, aunque debe seguir purificándose.
Heterodoxos
¿Cómo asume las críticas, si se producen, de católicos, católicos extrafronterizos y enemigos de la Iglesia?
Para mí ha sido un sufrimiento muy grande la polarización dentro de la Iglesia, entre unos y otros, cuando la ideología se mezcla con la fe, y los estilos, tendencias y caracteres predominan sobre lo que es esencial de la fe. El ejemplo típico de progresistas frente a conservadores, a veces identificados en grupos muy concretos. Eso para mí es motivo de gran sufrimiento y un reto en la Iglesia que creo que el Papa está afrontando.
El hecho de encontrar oposición fuera de la Iglesia es, en cierto sentido, aceptable. La Iglesia siempre ha tenido fuerzas que se le oponían y así será siempre. Que hoy haya anticlericalismo me parece un anacronismo dentro de nuestra sociedad. Las críticas a la Iglesia no responden a una realidad auténtica de la Iglesia hoy, sino que ven como fantasmas. Son rémoras de años pasados, que se repiten como recurso de los medios de comunicación y de determinados ideologías.
¿Cuál debe ser el límite de la tolerancia del obispo ante un sacerdote, religioso o religiosa que «va por libre»? A usted se le ha criticado mucho por su pasividad en el asunto de Sor Teresa Forcades, ya que la iniciativa para un proceso canónico en Roma sale del propio obispo de la diócesis, y ella misma asegura que cuenta con el beneplácito de su obispo.
Yo no he sido pasivo en absoluto, sino que he hecho muchas gestiones ante el caso de Teresa Forcades, ante Roma, ante ella misma y ante su monasterio. Eso que dicen de mi pasividad es falso. He publicado comentarios semanales, aclarando la doctrina de la Iglesia sobre el aborto, etcétera, sobre la cual ella en algún caso ha disentido.
Lo que ocurre es que mis gestiones no tienen por qué ser públicas ni tienen por qué airearse. Y ya digo que eso es falso. Quienes han dicho de mí que soy pasivo no conocen la realidad, sino que están haciendo un mal servicio a la Iglesia y cometiendo una falta de honradez, en el sentido de que saben la verdad, y consta aquí en la diócesis y quien lo desee puede saberlo. Mis colaboradores más directos pueden acreditar cuál es mi postura. Y se lo he dicho a ella, a la Congregación para la doctrina de la Fe y a la Congregación para los Religiosos. Pero, en fin, algunas personas quieren ver otras cosas. Desgraciadamente así funciona el mundo.
Germinans dice de usted: «Con mucha paciencia y con mucho cariño hacia los sacerdotes, se los ha ido ganando poco a poco. Ha aguantado con resignación que el obispo Vives se pasee por su obispado como Pedro por su casa, y que siga ejerciendo de obispo «espiritual» de muchos de sus sacerdotes. Pero él como una hormiguita ha ido haciendo su trabajo silencioso. ¿Es acertada esta constatación?
Hombre, si me comparan con una hormiguita me parece bien (risas). Cuando al arzobispo Vives le han llamado de mi diócesis siempre me ha avisado antes por teléfono y me ha pedido mi opinión y a mí me ha parecido muy bien. Además tenemos buena relación de fraternidad y de amistad; y no viene tanto, la verdad. Otra cosa es que puedan hablar por teléfono y yo no lo sepa, evidentemente, pero eso forma parte de la libertad de las personas. Cuando estuvo aquí dejó buen recuerdo en mucha gente y estableció unas relaciones sanas y buenas. Sinceramente no veo ningún problema en esto.
¿Cuál es su lema episcopal y por qué lo eligió?
Estuve dudando bastante tiempo de elegirlo y al final me convenció el tema que eligió Von Balthasar para su ordenación sacerdotal y que tiene sus reminiscencias agustinianas: son las palabras del Canon Romano de la consagración. En castellano viene a decir «tomó al pan, lo bendijo, lo partió y lo repartió». Para mí es la evidencia de las manos de Dios que toma la persona y la bendice con la vida, con el perdón, con la gracia, con el destino de salvación, y después con sus propias manos parte a la persona sacrificialmente al fin de que pueda repartirse en el servicio a los hermanos, con la palabra, los sacramentos o la vivencia del amor en la comunidad.
¿Qué cambiaría de la Iglesia?
Todo aquello que no sea cristiano, evangélico, de Jesucristo. Por ejemplo me viene a la cabeza porque hemos hablado de ello, en el supuesto de que dentro de la Iglesia haya personas que quieran medrar a costa de la Iglesia por el prestigio, por la influencia o por su autorrealización, simplemente por ello me parece que habría que cambiarlo.
Benedicto XVI habló de la «mundanización» de la Iglesia en el sentido de que habla San Juan en su Evangelio del mundo, como ausencia del amor del Espíritu Santo que ilumina con su verdad. Todo aquello que sea adulteración por contagio o por interés o por táctica. Todo lo que no sea fidelidad al Evangelio y a Jesucristo hay que quitarlo de la iglesia. Es el proceso de purificación constante a que esta llamada la iglesia como dice Lumen Gentium.
Somos así, hemos de ser así, en los aspectos que son renovables hay que cambiar. No así los elementos constitutivos, que no tienen que cambiar porque son voluntad del Señor.
¿Y la curia, cree que representa fielmente a la Iglesia de Cristo?
Es mucho decir que «represente a la Iglesia». En general me parece que sí. Que pueda servir mejor a Cristo quizá también, aunque tampoco la conozco yo como para responder. Es muy reformable y los últimos papas ciertamente lo han intentado. Me parece que es un objetivo muy bueno.
De las virtudes ¿hay alguna en la que le guste poner especial énfasis?
De las virtudes cardinales lo más sustantivo es el Amor. El Amor, como diría Von Balthasar, es lo único digno de credibilidad. Pero entendido como el Amor del Espíritu Santo en su plenitud, en su gratuidad, en su universalidad. Es la virtud de las virtudes, lo único que quedará, porque la fe y la esperanza desaparecerán y el Amor es lo único eterno. Es el adelanto de la plenitud a la que estamos llamados. De todos modos las virtudes no se dan aisladamente sino que el amor necesita de la fe y la esperanza, todo es un fenómeno del mismo Espíritu Santo.
¿Cuál considera que es su mayor defecto?
El querer que las cosas sean perfectas y no hacer el ejercicio humilde de reconocimiento de las limitaciones propias y ajenas. A veces eso me hace sufrir.
¿Es fácil confesarse en su diócesis?
Si uno quiere, se confiesa; pero sí que echo en falta una mayor disponibilidad y dedicación por parte de los sacerdotes para hacer accesible este sacramento. Creo que hay que fomentarlo.
¿Qué libros está leyendo ahora?
«El espíritu de la letra» de Antoni Blanch. Es un profesor de crítica literaria que ha dedicado mucho tiempo a estudiar las rendijas de fe en la literatura actual y moderna. Es un acercamiento creyente a la literatura.
Hablando de libros, su hermano es el director de la editorial SM, que tiene un libro editado que se llama «De sexo también se habla», con frases como esta: «Puede ser que te sientas incapaz emocional o físicamente de seguir adelante con el embarazo, en cuyo caso tendrás que hablar con un médico sobre la posibilidad de interrumpir el embarazo». ¿Cómo una editorial católica puede editar libros así?
Sinceramente es la primera noticia que tengo respecto de ese libro, y no sé decirte si dice esa frase o no. Siendo así, eso no sería aceptable, sino absolutamente rechazable, y me parecería muy mal que lo dijera una editorial de inspiración católica como SM.
¿Qué música escucha?
Me gusta bastante la música barroca, sobre todo Bach, que para mí es el compositor de referencia; me gusta más que los románticos. Me gusta también Telemann.
Y el cine ¿le gusta? ¿Cuál es su película favorita?
Me gusta pero no lo tengo muy cultivado. Me impresionó mucho la figura sacerdotal de «Roma, ciudad Abierta».
¿Le gusta el fútbol? ¿De qué equipo es?
Sólo me gusta si gana el Valencia…
¿Cuál es su comida preferida?
Te diría la paella, como buen valenciano, que cuenta con tantísimas formas de preparación.
¿Si no hubiera sido sacerdote, en qué le habría gustado trabajar?
Cuando terminé el bachiller me plantee estudiar medicina, pero con el tiempo he descubierto que me gusta la enseñanza y la educación en general. De todos modos excluí todos los caminos posibles cuando decidí ser sacerdote.
¿Con qué personaje del siglo XX le gustaría tomar un café?
Romano Guardini ha sido un autor que me ha iluminado mucho, así como Henri de Lubac o alguien que no es del siglo XX, sino del XIX, como el Cardenal Newman, que tuvo una historia apasionante. También quizá Jean Guitton, un filósofo católico muy amigo de Pablo VI que me resulta un personaje muy atractivo.
¿Qué le gustaría trasmitir a sus fieles en una sola idea central?
Les diría que se arriesgaran a creer con toda confianza en Jesucristo. Todo lo demás son vestiduras. No tengo más pretensión que el hacer que los feligreses crean en Cristo con todas sus consecuencias.
Por último y para terminar ¿Conocía Infovaticana? Si es así ¿le gusta?
Había oído hablar de vosotros. Me gusta en el sentido de que lo que decís es objetivamente cierto. Al menos en lo que yo conozco no hay una clasificación en vosotros de planteamiento previo seleccionando una cosa y otra de la información, sino que como digo tratáis de ser objetivos.
¿Qué diría a un grupo de laicos interesados por informar sobre la Iglesia?
Sobre todo que fueran muy verídicos y objetivos. No tenemos miedo a que defectos nuestros se digan, no hemos de tener ningún miedo, siempre y cuando se digan también las verdades, las virtudes y las bondades, con honradez. No pedimos servilismo ni paternalismo de ningún tipo, sino que las informaciones sean veraces y objetivas, y por supuesto respetuosas.