ÉXICO D.F., 26 Oct. 13 / 02:38 am (ACI/EWTN Noticias).- El Secretario de General de Conferencia Episcopal de México (CEM), Mons. Eugenio Lira Rugarcía, emitió un mensaje en memoria del Patrono de los Obispos de México, San Rafael Guízar Valencia (1878-1938), conocido por los fieles de su tiempo como el «Obispo de los pobres», que vivía entregado a la oración, a la penitencia y pasaba horas en el confesionario.
Con motivo de haberse celebrado el 24 de octubre la memoria de San Rafael Guízar, el Prelado recordó que el patrono de los Prelados ayudaba con tal generosidad a los pobres y favorecía la promoción integral de los mismos.
Mons. Lira quien también es el Obispo Auxiliar de Puebla, señaló en el mensaje una de las frases con la que más se le recuerda al Santo: «Daría mi vida por la salvación de las almas».
El Obispo señaló que «en esta época estupenda y dramática que nos ha tocado vivir, el ejemplo y la intercesión de San Rafael Guízar Valencia sea impulso para obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados, seminaristas, fieles laicos y hombres y mujeres de buena voluntad, de modo que, confiando en la ayuda de Dios y de Santa María de Guadalupe, contribuyamos con amor y creatividad en la construcción de un México mejor para todos».
Relató que el Santo pasó nueve años de los 18 que tuvo como Obispo en el exilio huyendo de quienes querían matarlo, sin embargo «escuchó las palabras del ángel: «¡No tengan miedo!» (Mt 28, 5), se llenó de tal valentía, que fue capaz de presentarse ante uno de sus perseguidores para ofrecerse como víctima a cambio de la libertad de culto».
El Patrono de los Prelados mexicanos fue proclamado santo en 2006 por el Obispo Emérito de Roma, Benedicto XVI, quien afirmó ese día que «imitando a Cristo pobre se desprendió de sus bienes y nunca aceptó regalos de los poderosos, o bien los daba enseguida. Por ello recibió «cien veces más» y pudo ayudar así a los pobres, incluso en medio de persecuciones sin tregua (cfr. Mc 10, 30)».
Y agregó «que el ejemplo de san Rafael Guízar Valencia sea un llamado para los obispos y sacerdotes a considerar como fundamental en los programas pastorales, además del espíritu de pobreza y de la evangelización, el fomento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y su formación según el corazón de Cristo».