(Profesionales por la Ética/InfoCatólica) En este Plan, cuyo borrador se presentará próximamente para su aprobación, las autoridades educativas pretenden revisar la educación sexual que se da en los colegios, determinar y fiscalizar el comportamiento de niños y adolescentes en el patio de colegio, analizar el comportamiento y la forma de enfocar las materias del profesorado y expedir certificaciones para editoriales que elaboren materiales «no sexistas».
El calendario de implantación de este plan desde la infancia tiene como estrella una nueva asignatura, Género y cambio social, cuyo currículum se establecerá el próximo año y se impartirá en los centros a partir del curso 2015-2016.Esta asignatura existe ya en Andalucía y es optativa, siendo elegida por una minoría de alumnos.
Educación sexual al margen de los padres
Para erradicar la violencia sexista, el borrador presentado propone, entre otras medidas, imponer una educación sexual basada en la ideología de género al margen de las convicciones y de la opinión de los padres, establecer en cada centro educativo una persona responsable en coeducación y prevención de violencia sexista, expertos en género que revisen los textos educativos de los libros así como un control y seguimiento por parte de los berritzegunes (centros de innovación educativa) e Inspección Educativa del cumplimiento integral del proyecto.
A título de ejemplo, el borrador afirma que en los patios y las zonas de recreo la distribución sigue siendo sexista ya que «la jerarquía de los juegos, las actitudes de las niñas y niños a la falta de organización espacial del patio suele situar a los niños en el espacio central y arrinconar a las niñas».
El borrador asegura que pretende «impulsar una educación afectivo-sexual que supere planteamientos biologicistas y que trabaje diferentes aspectos: la identidad sexual y cómo esta se relaciona con la identidad de género y con la diversidad».
Ideología contraria a la naturaleza humana
«Como es sabido, la ideología de género distingue entre sexo biológico y género, supuestamente fruto de la educación y de la construcción social. El deseo de imposición de esta ideología, no aceptada socialmente como la única posible, –explica Jaime Urcelay, presidente de Profesionales por la Ética– no sólo afecta a los menores en el patio de recreo, sino que incluso contempla como revisables las relaciones entre el profesorado, el número de imágenes de hombres y mujeres que presentan los textos educativos y hasta la proporción de las áreas de utilización para el fútbol en los patios».
Urcelay añade que «esta forma de obligar a asumir una ideología contraria a la percepción de la naturaleza humana que tiene una gran parte de la población, implica imposiciones y fiscalizaciones mediante figuras que examinan y valoran el cumplimiento de las normas que la imponen y, finalmente, el castigo y la condena de los disidentes; se trata por tanto de un proyecto ideológico que cercena los derechos humanos. Creemos que esta implantación de la ideología de género de manera impositiva y totalitaria, no sólo vulnera la libertad de los padres para educar a sus hijos según sus convicciones, sino que cercena la libertad individual de los niños y adolescentes en los recreos y ocios, de los profesores en sus convicciones y en ámbitos de su vida privadas y sus relaciones personales y atenta contra la libertad de pensamiento y expresión, los derechos humanos más básicos y el sentido común. La violencia (no solo entre hombres y mujeres, sino entre todos) debe erradicarse pero no mediante imposiciones ideológicas».