(RTNoticias) Las leyes belgas sobre la eutanasia permiten a los médicos aplicarla a enfermos que lo soliciten y estén afectados por dolencias incurables que les ocasionen «sufrimientos físicos o psíquicos constantes e insoportables». Nathan, cuyo nombre de nacimiento fue Nancy, era la única hija de una familia con tres niños, y se consideraba «la chica que nadie quería», según dijo al citado diario 24 horas antes de su muerte.
«Nació como un niño en el cuerpo de una niña, y como hombre murió en un cuerpo que no quería», indicaron los especialistas que trataron a Fleming. Agregaron también que se trataba «de una caso claro de sufrimiento psíquico insoportable», por lo que a su juicio se cumplían las condiciones legales para aplicar el suicidio asistido.
Se quejaba del trato que recibió en la niñez
«Mis hermanos eran mimados, mientras a mí me dieron una habitación de almacenamiento sobre el garaje como dormitorio. 'Si fueras un niño...', se quejaba mi madre. Yo simplemente era tolerada, nada más», relató Nathan.
Ya con 42 años, Nancy pudo cumplir «su verdadero sueño» y someterse a una terapia hormonal, seguida posteriormente de una mastectomía y finalmente la implantación de un pene, aunque ninguna de estas operaciones «cumplió con sus deseos», añade el diario.