(Fides) La noche del 17 de septiembre, en el estado de Borno (noreste de Nigeria), los militantes islamistas disfrazados de soldados del ejército han matado al menos a 87 personas y destruido varias casas. El 18 de septiembre, un comando de Boko Haram ha atacado la ciudad de Buni Yadi (en el estado de Yobe) prendiendo fuego a algunos edificios públicos. En el asalto murieron al menos dos personas.
«El Ejército ha desplegado desde mayo, un importante contingente militar en tres países del norte», recuerda Mons. Kaigama. «El problema es que Boko Haram no obedece a las reglas de la guerra convencional, sino que actúa con tácticas guerrilleras. Esto significa que mientras el ejército tiene que funcionar evitando daños a ciudadanos inocentes, los hombres de Boko Haram atacan lugares de civiles concurridos: mercados, escuelas y lugares de culto. Boko Haram no tiene absolutamente ningún reparo en matar a inocentes», dice el Arzobispo.
Terroristas bien entrenados
Según la información que se posee, en los últimos asaltos se han utilizado armas pesadas, como cañones antiaéreos. «Boko Haram no es un fenómeno local. Ya no estamos, como sucedía hace unos años, ante un grupo de guerrilleros armados sólo con arcos y flechas, sino que tenemos que afrontar una organización bien financiada», dice Mons Kaigama.
«Entre los miembros de Boko Haram hay personas que usan bien Internet, guerrilleros bien entrenados y responsables de logística y de inteligence eficientes». «Nuestras autoridades tienen que identificar dónde procede el dinero y las armas que alimentan Boko Haram y donde se entrenan sus hombres, con el fin de detener sus acciones. Desafortunadamente, esto no ha sucedido todavía y Boko Haram sigue causando dolor y sufrimiento, avergonzando a las autoridades de nuestro país» concluye Mons. Kaigama.