(PD) El grupo, bautizado como OneTable, se formó en otoño pasado y en este tiempo cerca de tres docenas de estudiantes se han inscrito en él.
Fuller tiene un total de 4.500 alumnos, con 100 denominaciones representadas. Cuenta, además del campus principal en Pasadena, con sedes regionales en Menlo Park, Sacramento e Irvine en California, Colorado Springs, Colorado, Phoenix, Seattle y Houston. De momento OneTable existirá sólo en el campus de Pasadena.
One Table
El nombre significa «una tabla» para asirse, donde estudiantes LGTB de Fuller pueden encontrarse y debatir sobre su fe y su orientación sexual en un «entorno seguro».
Expresan en su web que «OneTable existe como un espacio seguro para todos los que quieren ser parte de la conversación que rodea la fe, la orientación sexual y la identidad de género. No sólo la bienvenida a todas las voces, pero estamos convencidos de que todos son necesario».
Quieren evitar «secuestrarnos a nosotros mismos en la uniformidad de creencias y paradigmas, porque eso nos deja anémicos en nuestra propia formación como seres humanos».
La normativa de Fuller especifica que los estudiantes pueden «salir del armario», pero que no pueden tener relaciones homosexuales, ni convertir su postura LGTB en actividad política o desafiar la normativa escolar que indica la práctica homosexual como «incompatible con las enseñanzas de la Escritura.» Pero en la práctica es una nueva puerta abierta a un espacio que unos defienden como de diálogo, pero otros ven como el camino a una teología liberal.
En este sentido Juan Francisco Martínez, que supervisa la aprobación de los grupos de alumnos del seminario. no se opone a este grupo de estudiantes LGBT de Fuller, siempre y cuando acepten las directrices antes mencionadas de la escuela.
«Si usted está dispuesto a asumir ese compromiso, entonces podemos caminar juntos», dijo Martínez, que explica que no van a rechazar a nadie por su orientación homosexual, pero siempre cumpliendo las normas de Fuller.
A favor y en contra Según Peter Springg, ministro bautista ordenado y miembro del Family Research Council «Al autorizar este grupo en Fuller no se ha actuado de la mejor manera en favor de los estudiantes, creo que en su lugar debería enseñárseles a los alumnos que la mejor opción es la reorientación (sexual)».
Springg cree firmemente que el cambio de orientación sexual es posible por medio de la persona y la obra de Jesucristo. Sin embargo el fundador de OneTable, Nick Palacios, que se reconoce como un «cristiano abiertamente gay» espera que «la gente vea a Fuller y OneTable como un modelo de lo que supuestamente la Iglesia debe de hacer en esta situación».
Para Palacios el cierre de Exodus Internacional le anima en esta visión puesto que durante años sus padres -que son creyentes- le han presionado en la línea de la reorientación sexual porque creían que la orientación homosexual se puede cambiar. Sin embargo al pasar los años sus padres «han aprendido a considerar su homosexualidad como una realidad e incluso han logrado a aceptar a un ex-novio que tuvo».
También algunos estudiantes heterosexuales de Fuller apoyan a este grupo pues indican que son beneficiosos para que se discuta abiertamente la relación «fe y homosexualidad».
La estudiante Samantha Curley, de 25 años, que fue presidenta de este grupo señala que al escuchar las luchas de algunas de sus amigas la hizo ser mejor cristiana. Samantha señala que antes de llegar al seminario, nunca tuvo amigos gays.
La postura de Fuller ha tenido eco en el mundo más amplio de universidades y seminarios cristianos, donde un número creciente de estudiantes evangélicos homosexuales están afirmando sus identidades con clubes subterráneos y un naciente activismo político.
El año pasado, por ejemplo, un grupo llamado The Underground Queer Biola fue anuladp por la Universidad de Biola, una pequeña escuela cristiana conservadora en el cercano condado de Orange.
Este otoño, el grupo LGBT planea montar manifestaciones para luchar contra la clásica política de Biola sobre la homosexualidad - que las relaciones sexuales están reservadas para el matrimonio heterosexual - y hacer frente a lo que muchos estudiantes llaman un clima de miedo y vergüenza.