(EP) FSG ha subrayado que en los últimos años se ha agravado la situación de los gitanos, que representaban un 12 por ciento de las personas en riesgo de exclusión en España antes de que se iniciara la crisis. En este sentido, el informe señala que algunas familias que «habían logrado alcanzar niveles de inclusión normalizados, ahora se encuentran inmersas de nuevo en la exclusión».
La pérdida de empleo que afecta a toda la sociedad se ha cebado «de manera severa» con la población gitana, que tiene una tasa de paro que ronda el 42 por ciento. «El avance protagonizado por muchas personas en el mercado laboral por cuenta ajena ha sufrido un fuerte retroceso, ha crecido la precariedad laboral y está aumentando la economía sumergida», señala el trabajo.
Un efecto negativo que no se limita al empleo, sino también a la educación de niñas y niños gitanos. Según el FSG, «la masificación en las aulas y la reducción de clases de apoyo hace que el alumnado con más dificultades no pueda seguir el nivel del curso», lo que está agravando situaciones que ya eran problemáticas y se está produciendo un aumento del absentismo escolar y del abandono temprano.
Dentro de la comunidad gitana, la crisis ha afectado especialmente a los gitanos procedentes de países de Europa del Este como Rumania o Bulgaria, que «no tienen el colchón de la familia para poder soportan muchas situaciones». El informe recoge casos de familias que «malviven en condiciones extremas en campamentos infrahumanos» en Galicia, Asturias o Cataluña, tras tener que abandonar el trabajo con la chatarra.
El informe señala que familias que vivían de esta actividad han perdido su fuente de ingresos y no tienen derecho a prestación social por su situación administrativa, lo que les obliga a subsistir de la mendicidad o de recoger alimentos en la basura. El rechazo social hace que a estas personas les sea imposible encontrar un empleo.
Menos escolarización
Asimismo, FSG señala que está disminuyendo la escolarización de los niños gitanos del Este debido a las dificultades para obtener tarjeta sanitaria, ya que sin tarjeta sanitaria, las familias no pueden lograr el informe de salud escolar y los menores no pueden matricularse.
Para luchar contra esta situación, la organización ha pedido que el Plan Contra la Pobreza Infantil tenga en cuenta a la comunidad gitana, así como que se preste especial atención a la educación, manteniendo e incluso reforzando las medidas de apoyo educativo que justamente inciden en la infancia y juventud gitana. Asimismo, ha demando que se aproveche los Fondos Estructurales de la UE para invertir en cohesión social y poner en marcha programas de inclusión que tengan impacto directo en la comunidad gitana.
El informe, de carácter anual, se elabora a partir del trabajo diario de los equipos en las 14 comunidades autónomas en las que FSG está presentes; a través de análisis autonómicos realizados entre marzo y junio de este año. En esta radiografía han participado técnicos de la Fundación Secretariado Gitanos de 54 centros de trabajo.