Los centros de salud pública chilenos entregan la píldora del día después -incluso a menores de 14 años- como si fuera un dulce.
De acuerdo al reglamento publicado en el Diario Oficial desde el 28 de mayo del 2013 ningún funcionario público podrá apelar a "objeciones de conciencia” para negar la entrega de la píldora del día después. Ante esto el propio ministro de salud Jaime Mañalich precisó: "quienes soliciten los anticonceptivos pueden pedir confidencialidad y privacidad de sus conductas sexuales, y si son menores se tiene la obligación de dar las pastillas…”.
Esta disposición del Minsal ha reabierto el debate público que inició en el 2004 cuando se discutió en Chile respecto a la comercialización y distribución de la llamada "píldora del día después” (PDD) y que el Tribunal Constitucional prohibió como método por su potencialidad abortiva.
La PDD es comúnmente considerada como un simple fármaco que la mujer consume para evitar tener un embarazo después de haber tenido relaciones sexuales por su atractivo planteamiento y su millonario lucro. Su comercialización y distribución constituye un atentado contra la autonomía de las personas por no brindarse información completa y porque no está comprobado sea segura para la salud de la población. Más allá de los alcances en salud pública, ciertamente existe ante el fármaco un debate ético y moral de fondo y mayor trascendencia.
El más reciente estudio presentado en el Congreso Europeo de Farmacia Hospitalaria en Paris (Informe sobre la píldora del día siguiente) avala su carácter abortivo. Y mientras tanto en Chile, el Ministro de Salud se da el lujo de obligar a los médicos, enfermeras o matronas a entregarla incluso a menores de edad. Y las organizaciones de Derechos Humanos y los políticos no dicen nada.
Si la PDD tiene efecto abortivo y a su vez la implicación moral de eliminar deliberadamente un embrión humano, ¿por qué no se debate sobre el primero de todos los derechos humanos, el derecho a vivir?
Como chilenos no podemos permitir que se promueva desde los sistemas de salud pública la eliminación sistemática de los más débiles de nuestra sociedad. La distribución de la PDD constituye a su vez un agravio a nuestra Constitución y al fallo del Tribunal Constitucional, la cual protege la vida del que se está por nacer. Es una contradicción que desde el gobierno se quiera promover una sociedad donde se respeta la libertad y la vida de cada persona, pero de igual manera se atenta contra el derecho a la vida.
-> Hacemos un llamado al Ministro de Salud a no prescribir un método abortivo.
-> Hacemos un llamado al Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) y a los candidatos presidenciales a manifestarse frente a dicha contradicción.
-> Hacemos un llamado a los Diputados y Senadores para que presenten un requerimiento ante el Tribunal Constitucional o la Contraloría frente a un acto injusto e ilegítimo.
Equipo de HO Chile.
(HOChile/InfoCatólica) Los centros de salud pública chilenos entregan la píldora del día después, incluso a menores de 14 años, "como si fuera un dulce". Esta disposición del Minsal ha reabierto el debate público que inició en el 2004 cuando se discutió en Chile respecto a la comercialización y distribución de la llamada píldora del día después(PDD) y que el Tribunal Constitucional prohibió como método por su potencialidad abortiva.
La PDD es comúnmente considerada como un simple fármaco que la mujer consume para evitar tener un embarazo después de haber tenido relaciones sexuales por su atractivo planteamiento y su millonario lucro. Su comercialización y distribución constituye un atentado contra la autonomía de las personas por no brindarse información completa y porque no está comprobado sea segura para la salud de la población. Más allá de los alcances en salud pública, ciertamente existe ante el fármaco un debate ético y moral de fondo y mayor trascendencia.
El más reciente estudio presentado en el Congreso Europeo de Farmacia Hospitalaria en Paris (Informe sobre la píldora del día siguiente) avala su carácter abortivo. Y mientras tanto en Chile, el Ministro de Salud obliga a los médicos, enfermeras o matronas a entregarla incluso a menores de edad.
Desde Hazte Oír Chile se denuncia que las organizaciones de Derechos Humanos y los políticos no dicen nada al respecto. En una nota de prensa, la plataforma cívica plantea lo siguiente:
Si la PDD tiene efecto abortivo y a su vez la implicación moral de eliminar deliberadamente un embrión humano, ¿por qué no se debate sobre el primero de todos los derechos humanos, el derecho a vivir?
Como chilenos no podemos permitir que se promueva desde los sistemas de salud pública la eliminación sistemática de los más débiles de nuestra sociedad. La distribución de la PDD constituye a su vez un agravio a nuestra Constitución y al fallo del Tribunal Constitucional, la cual protege la vida del que se está por nacer. Es una contradicción que desde el gobierno se quiera promover una sociedad donde se respeta la libertad y la vida de cada persona, pero de igual manera se atenta contra el derecho a la vida.
- Hacemos un llamado al Ministro de Salud a no prescribir un método abortivo.
- Hacemos un llamado al Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) y a los candidatos presidenciales a manifestarse frente a dicha contradicción.
- Hacemos un llamado a los Diputados y Senadores para que presenten un requerimiento ante el Tribunal Constitucional o la Contraloría frente a un acto injusto e ilegítimo.
Equipo de HO Chile.