(Zenit/InfoCatólica) «Estamos esperando ansiosamente, no sabemos dónde están los obispos y con quién. Vamos a esperar y rezar. Esperemos que todavía estén vivos. Acabamos de celebrar la Pascua, la Resurrección de Cristo. Hemos confiado la vida de los obispos a Cristo resucitado», declarado el hermano del obispo secuestrado.
«Seguimos hablando con otras personas, líderes religiosos y políticos a todos los niveles–ha añadido–. Nuestros obispos de Turquía, en Siria y Líbano han activado sus canales. Algunos tienen contactos con el Ejército Libre Sirio. Preguntamos a todo hombre y a todo grupo, llamamos a la puerta de cada gobierno. Hemos hablado con los obispos de otras Iglesias, naciones y religiones. El Patriarcado greco-ortodoxo en el Líbano, por ejemplo, tiene buenos contactos en Rusia. Enviamos mensajes al Papa, pero también a la Iglesia Anglicana. Los obispos de los Estados Unidos están en contacto con las autoridades civiles en Estados Unidos. Se está realizando un gran esfuerzo internacional. Cualquiera puede tratar de dar su contribución».
En estos intentos, «hay algunos líderes musulmanes que son honestos y están tratando de ayudarnos, que aman la paz y a los cristianos». Sin embargo, hay «personajes oscuros que tratan de aprovechar el momento para conseguir dinero, haciéndose pasar por mediadores», señala el obispo.
En particular, expresa su satisfacción por «haber recibido el apoyo y la oración del Santo Padre Francisco. Sabemos que el Papa reza por nuestros obispos y por Siria, lleva a Siria en su corazón. Le pedimos que continúe orando por nosotros».
También siguen secuestrados los dos sacerdotes Michel Kayyal (armeno-católico) y Maher Mahfouz (greco-ortodoxo) secuestrados por un grupo de rebeldes armados el 9 de febrero: «No tenemos noticias y estamos muy preocupados por ellos», dice el obispo.
Durante la Santa Misa de la Pascua ortodoxa celebrada hace dos días, el patriarca greco-ortodoxo de Antioquía y de todo el Oriente, Yuhanna X Yazigi, pidió de nuevo que los dos arzobispos secuestrados en Siria sean puestos en libertad, reiterando su llamamiento a la comunidad internacional: «Espero que los dos regresen con nosotros sanos y salvos: ¡ayudadnos!».