(EFE/InfoCatólica) Óscar Arnulfo Romero fue asesinado de un disparo en el pecho cuando oficiaba misa en la capilla de un hospital para enfermos de cáncer de San Salvador en marzo de 1980, cuando estaba a punto de estallar la guerra civil que se prolongó hasta 1992.
En 1994 se abrió el proceso de beatificación de prelado. Tras concluirse la parte diocesana salvadoreña, en 1996 el proceso pasó al Vaticano.
En los últimos años se encontraba en una etapa de estancamiento en la Congregación para la Causa de los Santos.
En 2007, al ser preguntado Benedicto XVI al respecto en el avión en su viaje a Brasil contestó lo siguiente:
Después de las últimas informaciones sobre el trabajo de la Congregación competente, donde hay muchos casos en curso que sé que están yendo adelante. Su Excelencia monseñor Paglia me ha enviado una biografía importante que aclara muchos puntos de la cuestión. Mons. Romero ha sido ciertamente un gran testimonio de la fe, un hombre de gran virtud cristiana, que se comprometió con la paz y contra la dictadura y que fue asesinado durante la celebración de la Misa. Por lo tanto una muerte verdaderamente «creíble», de testimonio de la fe. Estaba el problema de que una parte política quería tomarlo para si como bandera, como figura emblemática, injustamente. ¿Cómo iluminar de la manera justa su figura, amparándola de estos intentos de instrumentalización? Éste es el problema. Se está examinando y yo espero con confianza lo que dirá al respecto la Congregación para la Causa de los Santos.
«Hoy, día de la muerte del obispo Tonino Bello, ha quedado desbloqueada la causa de beatificación de monseñor Romero. Puedo decir de nuevo que estos dos mártires nos ayudan a vivir», afirmó Paglia durante la misa que ofició el domingo en Molfetta, de acuerdo con las fuentes.
Paglia se entrevistó con el papa Francisco el pasado sábado, encuentro en el que trataron de los dos procesos de beatificación.