(Efe/InfoCatólica) Ese texto del Departamento de Estado de Estados Unidos asegura que en una llamada mantenida el 18 de octubre de 1973 con su Embajada en la Santa Sede, el entonces subsecretario de Estado del Vaticano, Giovanni Benelli, consideró «propaganda comunista» las informaciones sobre los atropellos cometidos en Chile.
Benelli insistió, según el documento, publicado hoy en varios medios y en la propia página de Wikileaks, que los obispos chilenos le habían asegurado que las historias que denunciaban represalias brutales en los medios de comunicación internacionales eran «infundadas».
La conversación se produjo cinco semanas después del derrocamiento y muerte en el palacio de La Moneda del presidente Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973.
El portavoz de la Conferencia Episcopal de Chile, Jaime Coiro, señaló a Efe que «probablemente esas han sido notas preliminares, porque la información confiable sobre lo que estaba ocurriendo en Chile no se tuvo en forma inmediata».
«No se conocía en detalle la magnitud del quebrantamiento de la institucionalidad», subrayó Coiro, que cree que esto «puede explicar que sus contenidos sean tan discrepantes de lo que fue la postura de la Iglesia en materia de derechos humanos».
En ese sentido, recordó el papel que desde el primer momento desempeñó el cardenal Raúl Silva Henríquez en la defensa de los derechos fundamentales y en la creación en 1973 del Comité Pro Paz y en 1975 de la Vicaría de la Solidaridad.
Silva Henríquez, que fue arzobispo de Santiago y presidente de la Conferencia Episcopal durante varios años en dictadura, dejó escrito en sus memorias que «la Iglesia chilena tuvo en la Santa Sede un gran aliado en la defensa y la promoción de los derechos humanos», apuntó Coiro.
La labor en ese periodo de Silva Henríquez, fallecido en 1999, ha sido reconocida por todos los sectores de la sociedad chilena.
«Independientemente de que podía haber algún disenso interno, la actitud de la Iglesia tuvo un aliado importante en la Santa Sede», insistió Coiro.