(ACI/InfoCatólica) Señaló la «contradicción» que supone buscar niños adoptados en países lejanos, cuando al mismo tiempo «se rechaza la posibilidad de dar en adopción al hijo de nuestra entrañas».
A su juicio, se trata de una actitud «hipócrita» que no prioriza el bien del niño. Por ello, el prelado donostiarra ha realizado el siguiente llamamiento: «¡No los matéis!, dádselos a quienes también les aman, y están dispuestos a dar su vida por ellos».
En esa línea, ha recordado el compromiso de Cáritas de ayudar a las madres gestantes en situación de pobreza, tanto para llevar adelante su embarazo como para la educación de su hijo, y ha apuntado que el 44 por ciento de las madres que han abortado en Vascongadas en 2011 eran extranjeras, «de lo que se deduce que detrás en un número no desdeñable de los abortos existen situaciones de pobreza».»¡Ningún niño muerto por falta de recursos económicos!», ha enfatizado.
Mons. Munilla ha destacado también el compromiso del Centro de Orientación Familiar para ayudar a las madres que abortaron ya que, según ha recalcado, «la experiencia nos permite constatar que la segunda víctima del aborto es la mujer, puesto que no sólo conlleva el poner fin injustamente a una vida inocente, sino que también supone una especie de ‘suicidio espiritual’ por parte de la propia mujer».
Por ello, ha insistido en que en el Centro de Orientación Familiar de la Diócesis de San Sebastián se ofrece un acompañamiento a las mujeres que se encuentran en esta situación, por medio del llamado «Proyecto Raquel», que «acompaña con una terapia de sanación a las mujeres que han quedado heridas por el drama del aborto».
Finalmente, el Obispo de San Sebastián ha subrayado el «hecho providencial» de que los datos sobre el aborto en Vascongadas se hiciesen públicos en un Viernes Santo, día en el que se celebra la «muerte del inocente que entregó su vida en rescate por todos nosotros».
En este sentido, Mons. Munilla ha denunciado que las legislaciones actuales regulen el aborto bajo el eufemismo del «derecho a la salud reproductiva», lo cual, en su opinión, «es algo equiparable a que se liberalizase el despido libre bajo el eufemismo del derecho a la salud laboral».