(Fides) Michel Djotodia, líder Seleka, ha anunciado la suspensión de la Constitución, la disolución de la Asamblea Nacional y del gobierno y la imposición del toque de queda. La ciudad sigue siendo presa de los saqueos por parte de bandas criminales. «Mi primer pensamiento es para aquellos que han perdido la vida», dice Mons. Nzapalainga.
El Arzobispo de Bangui hace un llamamiento a los dirigentes de Seleka para que la protección de la población y sus propiedades sea algo «prioritario». «Hay que poner fin a los saqueos y los dirigentes Seleka deben hacerse cargo de sus responsabilidades en relación con todo los daños colaterales», ha añadido.
«El domingo, 24 de marzo - denuncia el arzobispo - en frente de la catedral, los hombres y las mujeres que habían venido a rezar han sido robados en la puerta de la iglesia por personas que incluso querían quitarles sus vehículos por la fuerza».
Mons. Nzapalainga se pregunta si se ha tratado de un acto de bandidaje común o de un acto deliberado de intimidación contra los cristianos. «Es tarea de quienes han asumido la responsabilidad del poder reaccionar con rapidez y determinar quiénes son los autores de tales actos», ha dicho Mons. Nzapalainga que expresa su preocupación «por las tensiones religiosas».
El Arzobispo ha lanzado un llamamiento a la dirección de Seleka para que evite la deriva sectaria. «Es hora de poner rápidamente fin a estas acciones que puedan provocar entre la gente sentimiento anti-religiosos o que podrían sugerir que esta crisis tiene como objetivo a los cristianos en cuanto tales».
«Es necesario que los sacerdotes, pastores e imanes estén protegidos. Hablo en nombre de todos. Los hombres de Dios deben ser protegidos. Esta crisis es política; no podemos dejar que tome una deriva religiosa», concluye Mons. Nzapalainga.